sábado, 26 de abril de 2008

ECHAR LA VISTA ATRAS



"Y al echar la vista atrás ver el camino que no has de volver a pisar".


Inicio una serie que iré alternando con el resto de entradas, son crónicas de la Gazeta de Barcelona de mi biblioteca particular de entre los años 1793 y 1803, con curiosos artículos sobre la revolución francesa, las campañas de Napoleón, e incluso sorprendentes descripciones de eclipses de sol.

Espero que os resulten interesantes. En la primera no os perdáis la crónica del corresponsal en Ginebra del 9 de Noviembre.

Un saludo.

(para leer el contenido clicar en la foto).

jueves, 24 de abril de 2008

VIAJE INICIATICO.


Hacía décadas que la comisión científica global preparaba este proyecto como una de las más esperanzadoras soluciones al inminente fin de la viabilidad de la vida en el planeta, que había reducido la población mundial a 3.000 millones de seres humanos en tan solo tres décadas debido al hambre, las enfermedades degenerativas derivadas del aumento de radiación solar y la escasez de agua potable. Desde que en el año 2233, el eminente físico de la Universidad de Bolonia, Pere Puig Vilaplana, experimentó con éxito en el Sincrotrón de Trieste las teorías de Einstein sobre la posibilidad de los viajes en el tiempo de partículas subatómicas, la comunidad científica internacional había trabajado de forma multidisciplinar, conjunta y coordinada para hallar la fórmula de trasladar moléculas humanas en espacios temporales reducidos, y después seguir dando pasos hasta el punto de conseguir el traslado en el tiempo de un ser humano. El fundamento era sencillo, se trataba de aplicar los principios que desde el siglo XXII eran conocidos por la ciencia de la fusión fría, la reacción en cadena de los átomos de hidrógeno para la generación de energía limpia y la aceleración de los mismos mediante reacciones químicas complejas inducidas Una simple inyección intravenosa de reactivos provocaban la aceleración exponencial de los átomos del cuerpo humano hasta velocidades millones de veces superiores a la de la luz, consiguiendo una reversión en el tiempo de dichas partículas sin traslación de las mismas en el espacio, es decir sin moverse del lugar.

Aquella mañana mientras Carla estaba tumbada en la camilla dentro de la cápsula de protección antirradiaciones del centro Hawking en la Universidad de Beijing, pasaron por su mente todos los recuerdos de su corta existencia, 23 años de imágenes de la niñez, adolescencia y juventud, sus padres fallecidos prematuramente junto a su hermano Alex, Elvira, aquella muchacha española que conoció en el primer curso de la universidad, y que tras un viaje de estudios a Bolonia se convirtió en su gran amor, aún recordaba el perfume a jazmín, la suavidad de su piel, las risas y los meses de pasión en la pequeña habitación que compartieron de la residencia de estudiantes de la señora Minelli.

La hora fijada para el inicio del experimento llegó inexorablemente y tras una suave sedación por parte del doctor Montes, Carla se durmió plácidamente. Era consciente de los peligros que entrañaba el experimento, había firmado la declaración de consentimiento informado meses antes, y la acaba de ratificar esa misma mañana. Un viaje demasiado largo hacía el pasado podría suponer su muerte, la no existencia de material genético compatible más allá de 200.000 años era una cuestión conocida por la comunidad científica, los primeros fósiles de Homo Sapiens, datan de esa fecha y el destino a un pasado más remoto quebrarían la cadena de transformación de las moléculas de ADN siendo su final imprevisible, aunque las mayores posibilidades serían de muerte física. Estaba dispuesta a asumir todos los riesgos, su familia falleció en el terrible terremoto de Los Ángeles del 2355, y Elvira, su gran amor la abandonó 2 años antes por un profesor de Derecho Internacional de la Universidad de La Sorbona, donde fijó su residencia. Ya nada la ataba a este tiempo, por eso se presentó voluntaria al experimento y fue escogida entre más de 25.000 aspirantes de todo el mundo, el viaje era definitivo e irreversible, un viaje hacía la soledad, un destino incierto que ni los propios impulsores eran capaces de determinar, era un intento desesperado de la humanidad por encontrar un lugar donde empezar de nuevo.

Desde el centro de control se procedió a inyectar una dosis de 20 ml del reactivo QWERY 789, aunque se había probado con éxito en mamíferos (descomposición molecular completa), la irreversibilidad del viaje no permitía conocer cual era el destino de los mismos, todas las simulaciones teóricas del supercomputador de Ginebra habían establecido las posibilidades de éxito entre un 80 y un 98 por ciento, resultados que permitían un cierto optimismo, pero a Carla le era indiferente, para ella el experimento era un viaje hacía ninguna parte, una huida personal.


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Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Una joven hembra de Repenomamus robustus, un mamífero carnívoro que tras una lucha encarnizada con el viejo ejemplar de hadrosaurio había caído aturdido tras unos arbustos, torpemente se incorporaba sobre sus cuatro patas, y siguiendo el instinto depredador se acercó entre los helechos de nuevo al enorme reptil.

Sin embargo ni la excitación de la caza podía apartar de su mente ese extraño perfume de jazmín, y el recuerdo de la suave piel de Elvira.


Homenaje a Augusto Monterroso (que algún día me perdone).

Kill Bill - Ballroom Blitz

Una de mis películas favoritas y una canción rescatada del olvido.

Llamadme sentimental.

martes, 22 de abril de 2008

EL ARMA.


Hacía semanas que planeaba este día con la precisión del asesino perfecto, no había dejado un detalle al azar, había contratado los servicios de un investigador privado dos meses antes, conocía las rutinas, las había memorizado como un opositor memoriza el temario, el horario, los recorridos, el punto de encuentro. Una infidelidad requiere de una planificación escrupulosa, de unos citas concertadas en horas seguras y ella era una mujer de una inteligencia sutil, con una capacidad de organización que siempre me había sorprendido (yo siempre había sido un ejemplo de improvisación), calculadora y siempre tan segura de si misma…

Aparté las primeras sospechas de mi mente, dicen que el interesado es el último en darse cuenta de la infidelidad aunque esta afirmación no es del todo cierta, siempre sabemos más de lo que estamos dispuestos a aceptar, los cambios de hábitos nos delatan que algo extraño está ocurriendo, un peinado nuevo, un perfume maravilloso que nunca se había puesto antes, una llamada del trabajo fuera de horario, ningún mensaje en el teléfono ( siempre borraba los mensajes), las reuniones en el banco indefectiblemente tenían lugar a partir de las siete de la tarde, todo eran detalles insignificantes pero aumentaban mis celos de forma enfermiza y convertían nuestra vida en un infierno cotidiano. Después los besos dejaron de ser besos, las caricias se evaporaban antes de tocar mi piel, mis manos le quemaban, y el sexo se había convertido en una obligación cada día más insoportable para ella.

En la última entrevista con el detective, por fin aparecieron las pruebas concluyentes, un informe detallado de los encuentros en un pequeño “meuble” de Barcelona cada jueves a las cuatro de la tarde, una fugaz cita semanal a las 7 de la mañana antes del trabajo en el parque del oeste y una selección de fotografías que se clavaban en mi corazón como puñales afilados. Él ni siquiera era la clase de hombre que me hubiera hecho acomplejar, un individuo de mediana edad, quizás mayor que yo, que bien podría haber sido el contable de un supermercado o un comercial de material de oficina, nada especial.

Esa mañana temprano, a las seis y media ella salía de casa para tener la cita con su amante, me dio un ligero beso en los labios antes de salir y los detalles de su coartada

.- Recuerda que hoy no vendré a comer y que llegaré tarde por la noche, es jueves y tenemos la reunión de objetivos semanales en el banco.

No le contesté, nunca lo hacía, pero ella sabía que el mensaje se había recibido en mi onírico subconsciente.

Inmediatamente en pie me puse unos pantalones una camiseta y me acerqué al trastero donde había escondido el arma en una pequeña caja de cartón, revisé que todo estuviera en orden, cogí las fotografías y las deposite en la caja. Salí corriendo cuando ella doblaba la esquina de la calle y la seguí sigilosamente hasta el parque, allí la esperaba él, en un pequeño banco, en uno de los rincones más recónditos. Como dos chiquillos enamorados se fundieron en un beso interminable, yo nunca la había visto besar de esa forma, mientras les observaba en la distancia la vi reír como nunca la había visto reír y abrazarle como nunca me había abrazado.

Sigilosamente me acerqué hasta ellos, mientras con una mano sostenía el arma y con la otra estrujaba con rabia las fotografías que llevaba clavadas en mi alma, me armé del valor con el que se arman los toreros cuando están en el momento de la suerte suprema y al amparo de la oscuridad de la madrugada le acaricié el cabello por última vez mientras se giraban sorprendidos como dos adolescentes en pecado, casi sin tiempo a reaccionar levanté el arma y dirigiéndome a el le dije

.- Cógela, es una rosa roja, son sus preferidas, si quieres mantenerla a tu lado muchos años planta rosales en vuestro jardín y no dejes de cortarle rosas frescas cada mañana.

-Con una rosa roja la había conquistado 15 años atrás en el mismo parque (en una ciudad pequeña los lugares siempre son comunes), una tarde de verano al salir de la universidad ella me preguntó mirándome fijamente como pensaba seducirla, y a mi se me ocurrió buscar el arma más poderosa que podía encontrar un chico de 20 años, corté con mis manos una rosa roja de uno de los rosales del parque, se la entregué y aquel día pensé ingenuamente que la había hecho mía.

Quince años más tarde aquella mirada desafiante se había convertido en un mar de lágrimas, él apenas si podía balbucear alguna disculpa absurda, les dejé suavemente las fotografías en el suelo y entonces entendí mi derrota, había entregado mis armas al enemigo y había rendido mi ejército. Me fui lentamente con la amargura del derrotado, pero con la certeza de que ella sería por fin una mujer feliz.

lunes, 21 de abril de 2008

EL MACHISMO.



Estas semanas está de moda el machismo, entendido como manifestación arraigada en nuestra sociedad de la dominación social del hombre sobre la mujer. El Presidente Zapatero, en una de las más controvertidas decisiones a la hora de formar gobierno ha adjudicado la misión de combatir esta lacra, a una ministra joven, sobradamente preparada (una licenciatura en Dirección y Administración de empresas y varios masters), también el Presidente ha decidido que el número de mujeres en la composición del actual gobierno sea superior al de los hombres, y muchos hemos entendido que era un mensaje a la sociedad, un guiño ideológico que indica el rumbo que piensa tomar este ejecutivo frente a maltratadores, empresarios explotadores de mujeres, y frente a quienes de forma más o menos ostentosa promueven esa humillante forma de explotación del hombre sobre la mujer.

Hoy me ha tocado percibir con toda la crudeza esta absurda forma de afirmación de la propia personalidad masculina. Yo no suelo sorprenderme de casi nada (uno tiene una cierta edad, que le permite observar la vida con perspectiva) pero créanme que ciertos comportamientos me causan un estupor que traspasa lo previsible, incluso para alguien como yo.

Cuando hablamos de machismo, no solo hemos de incluir sus manifestaciones más dañinas, la violencia de género, la omisión de reconocimientos de méritos laborales de las mujeres frente a los hombres, el tratamiento que los medios (o determinados medios de comunicación) han dado al nombramiento de los nuevos cargos ministeriales… El machismo se extiende como una sutil sombra sobre todos los campos de la vida, también los más cotidianos, aquellos rincones privados donde los focos de la sociedad no suelen llegar, el control de los correos, los mensajes del móvil, la tutela de la esfera de privacidad que toda persona debe poder gozar sin que nadie la viole más allá del propio consentimiento, y esa sombra, no solo se extiende sobre una parte de nuestra sociedad que pudiéramos considerar de bajo nivel cultural, es una mugre que tiñe todas las esferas y niveles sociales, incluso los universitarios.

La Ministra de Igualdad, Bibiana Aido, tiene ante si una tarea inmensa, una labor titánica para erradicar un cáncer que se extiende como una gran metástasis por todos los rincones de la vida de nuestro país. Espero que tenga éxito en su labor, porqué espero para nuestros hijos una sociedad un poco menos enferma que la que desgraciadamente nos ha tocado vivir.

domingo, 20 de abril de 2008

EL AMANECER DE LA LOCURA.









Carlos despertó aquella madrugada del sábado sudoroso, sobresaltado, y la vio a su lado resplandeciendo su cabello rubio a la tenue luz de los primeros rayos del alba que se filtraban por la ventana del hotel, la palidez de sus mejillas la convertían casi en un hada maravillosa, una sirena voluptuosa envuelta en las sábanas de raso, su espalda desnuda aún mostraba las marcas de una noche de sexo extremo, unas finas medias de seda envolvían su cuello por un lado, el otro se encontraba atado a los barrotes de la cabecera de la cama, y en la mesita una botella de Macallan y los restos de dos o tres papelinas de coca evidenciaban la práctica del placer prohibido, de la nariz de la chica asomaba un pequeño hilo de sangre que desembocaba en una mancha en el edredón.

Se vistió atropelladamente mientras su vista no podía apartarse de ella, casi no podía sentir su respiración, el silencio era tan profundo que solo el leve susurro del aire acondicionado rompía la calma extrañamente plácida de la habitación, le dirigió una última mirada y salió corriendo preso del pánico por el pasillo, bajó en el ascensor hacía la planta tercera del parking y allí estaba su flamante BMW aparcado, subió, arranco el motor con una suave pulsación sobre la tecla electrónica y salió haciendo chirriar sus ruedas. Sentía que por momentos se ahogaba, sus ojos eran incapaces de fijar la vista en la carretera y a toda velocidad puso rumbo a su casa, era ya tarde, tan tarde...

El corto trayecto desde El Hotel Arts hasta su domicilio, una preciosa casa con jardín en una urbanización de lujo a las afueras de Alella se hizo eterno, el cuentakilómetros marcaba los 2o0 kmts/hora pero todas las imágenes transcurrían a cámara lenta, los árboles, los coches en sentido contrario parecían flotar en un mar de vacío. Carlos se dejaba llevar por los doscientos cincuenta caballos de su automóvil completamente desbocados, ni siquiera atendió la voz femenina de su navegador que le indicaba la presencia de un radar de control de velocidad en la autopista, no podía apartar de su mente la imagen de la chica desnuda y fría envuelta en una ligera sábana, ni de sus verdes ojos abiertos que miraban perdidos hacía la nada, ni del hilo de sangre que manchaba lévemente sus perfectos labios en forma de corazón.

Por fin ante su casa, pulsó el mando a distancia de la puerta y entró con el coche en el jardín, casi sin hacer ruido abrió la puerta para no despertar a Alicia ni a los niños, y temblando se acercó a la cocina, necesitaba un poco de agua, sus garganta estaba seca y su corazón parecía saltar sobre su pecho como saltaban sus hijos sobre la cama cada noche antes de acostarse. Fue en ese momento cuando vio la nota que Alicia le había dejado en la puerta del frigorífico, una lágrima empezó a deslizarse por su mejilla mientras caía de rodillas sollozando como un niño, y su recién adquirida locura golpeaba la cabeza una y otra vez contra el suelo.


Carlos, he dejado a los niños en casa de mis padres, cuando llegues coge el coche y dirígete al Hotel Arts en Barcelona, he reservado una mesa para cenar y una habitación para los dos, una compañera del trabajo me ha proporcionado unas papelinas de aquellos polvos mágicos que tanto me gustan. Si, ya se que no lo apruebas, pero no es más que un pequeño vicio que una ejecutiva se puede permitir de vez en cuando ¿no? mañana es sábado y podremos descansar de la noche loca.

Por cierto, tu tendrás preparada una botella de Macallan en la mesita de noche (cada uno sus vicios) y me he permitido pasar por una tienda de lencería para comprarme un camisón de seda negro y unas medias con ligas para jugar…

Te voy a volver loco Carlos, hoy te volveré loco. Feliz cumpleaños

Alicia.”


El tic tac del reloj de la cocina se volvía cada vez más lento, Carlos se desvanecía en el suelo y el teléfono empezaba a sonar insistentemente aquella mañana del sábado.