jueves, 3 de abril de 2008

CARTA A UNOS GUDARIS



Muy indesables señores:

Ya han transcurrido unas semanas desde que decidieron ejecutar una acción de “guerra” contra el militante socialista y compañero de partido del que suscribe, Isaías Carrasco, he querido dejar pasar los días para poder escribir sin la rabia del primer momento y tomar una relativa distancia para dirigirme a uds.

Cuando descerrajaron cuatro tiros sobre la persona de Isaías, este disponía a dirigirse a su lugar de trabajo, una cabina de la autopista desde donde como todo el mundo sabe, contribuía de forma meritoria a oprimir y coartar la libertad del pueblo de Euskalerría. Acabar con su vida, es una de las acciones más arriesgadas y relevantes que Uds. han realizado en la larga historia de lucha que mantienen contra el estado español, feliciten a los gudaris que de forma tan valiente, fueron capaces de abatir a un trabajador socialista sin sufrir baja alguna en sus filas.

Los efectos de dicha acción han sido terribles para el enemigo, devastadores, han conseguido que dos hijas pierdan unos años (nunca sabemos cuantos nos quedan de vida) del cariño de su padre, han perdido los besos, los abrazos, las alegrías por las buenas noticias, el apoyo en los malos momentos, las risas y las bromas de quien me consta era un tipo afable y bromista, quizás un hipotético desencuentro entre Isaías y su compañera o hijas quede ahora sin posibilidad de arreglo, y la amargura de quien sin poder ni despedirse de su padre o compañero, ahora tiñe de luto todos los rincones de su vida. Uds. han decidido que Isaías no conozca nunca a sus nietos, no los vea correr por las calles de Mondragón, no llore cuando su hija los ponga en sus brazos, ni siquiera le permitieron despedirse de sus compañeros de trabajo.

Nos han envuelto en una tristeza profunda, una espesa niebla de la que creíamos haber salido hace un par de años, y que ahora nos ahoga y empapa todos los centímetros de nuestra alma. Sepan Uds, señores gudaris que sabremos salir adelante, nos levantaremos cada día para ir a esta guerra nuestra cotidiana que es el trabajo, uds. lo han olvidado porqué la locura les empujó hace muchos años a dejar las labores normales de las personas, para sacrificar su vida y la de los que se interponen en su camino en aras de la libertad de Euskalerría, aunque esa libertad cueste la vida y la libertad de sus propios ciudadanos.

Reciban mi más absoluto desprecio.