jueves, 4 de diciembre de 2008

FE, ESPERANZA Y ¿ CARIDAD?

El Papa insiste: "El matrimonio es entre un hombre y una mujer"

El Vaticano anunciaba esta semana que no apoyará la propuesta de Francia ante la ONU sobre la despenalización de la homosexualidad.

En una entrevista a la agencia católica francesa I.Media, el representante permanente del Vaticano ante la ONU, Celestino Migliore, explicó que el posicionamiento del Vaticano se debe a que dicha propuesta podría implicar "presiones" para los países que no reconocen los 'matrimonios' entre personas homosexuales.

Poco más tarde, el director de la sala de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, aclaró que esto no quiere decir que la Iglesia católica defienda la pena de muerte o la tortura contra los homosexuales.

( LA VANGUARDIA)


Este blogger se pregunta:

ante los miles de casos de homosexuales encarcelados en distintos países, ¿ que penas propone El Vaticano para esas personas, cadena perpetua, de 10 a 20 años de cárcel, inhabilitación para cargos públicos, ingreso en hospitales psiquiátricos ?

La jerarquía católica actual no deja de sorprenderme.


domingo, 30 de noviembre de 2008

LA MANADA (9)

Pronto llegaron las fiestas navideñas, en las últimas semanas la mujer del coronel y yo solo nos habíamos visto una vez al margen de nuestro primer encuentro, y fue en el ascensor cuando subía acompañada de su marido, un hombre maduro, de baja estatura, con un enorme bigote que se enroscaba en sus extremos como dos grotescos matasuegras. Don Leopoldo era un coronel de intendencia destinado en el Centro de Instrucción de Reclutas de Colmenar Viejo, su único vínculo con el espíritu de la milicia, era aquel uniforme caqui de paseo y la exhibición indecente del arma corta ( me refiero a su pistola reglamentaria), que ostentosamente mantenía colgada del cinto; he de reconocer que en mi inconsciencia juvenil nunca se me pasó por la cabeza que Don Leopoldo descubriera mis visitas a su dormitorio, ni la posibilidad de que aquella Star del 9 corto hablara por él.


El Coronel y su mujer vivían holgadamente de la retribución de aquel, y de las comisiones que recibía del estudio de fotografía que realizaba los retratos de los reclutas en su jura de bandera, "fifti fifti" eran las palabras que utilizó Don Leopoldo para cerrar el trato con el fotógrafo, "mordida" que utilizaba para cubrir los incontables caprichos de su esposa. Ella, una vez en el ascensor, del brazo de su marido y con una mirada complaciente, se dirigió a mi:



.- ¿ Como está tu tía Encarnación, Javi? Leopoldo, Javi es el sobrino catalán de Doña Leonor y Doña Encarnación.


.- ¡Coño, un catalán! Chaval, no te veo los cuernos por ningún lado.



Entre las virtudes (si es que existían) de Don Leopoldo, la diplomacia brillaba por su ausencia, si alguien era el prototipo de fascista en aquellos postreros años de la dictadura, ese era el Coronel, de sus fobias declaradas (rojos, masones y catalanes) estos últimos ocupaban el escalón más alto en su particular podio de elementos indeseables a extinguir. No acerté a responderle, la sola presencia de semejante puerco espín con una pistola colgada al cinto en un habitáculo de 1, 5 metros cuadrados era capaz de intimidar a cualquiera.



.- ¿Te quieres callar animal? No el hagas caso, lo dice en broma.


.- ¿ En broma? ¿ tu eres de los que hablan raro, o de los que hablan cristiano?


.- Cristiano mi coronel, católico, apostólico y romano.


.- Eso está bien chico, no hay en el mundo un honor más grande que el de ser español.



Afortunadamente para mi, el ascensor llegó al tercer piso y me despedí del coronel y de nuestra querida esposa, que me obsequió con un guiño descarado antes de que se cerrara la puerta. Decidí en ese momento que lo nuestro tenía que terminar, yo estaba enamorado de Loli y no tenía intención de jugar a ese juego nunca más.


Aquellas primeras navidades decidí pasarlas en Santa Rosa, necesitaba ver a Loli y que ella se diera cuenta que estaría allí en cada periodo de fiestas, que nuestra relación no tenía porque tener un punto final. Mi madre había preparado una enorme bandeja de canelones para celebrar la comida de mi primer día en casa y yo casi no probé bocado, mi pensamiento solo estaba en acercarme al bar Rute aquel domingo por la tarde y decirle a Loli que la quería y a pedirle que me esperara los años de mi ausencia durante la carrera. Me asomé a la puerta y cuando estaba a punto de entrar, por el cristal observé como apoyados en el futbolín, Loli y Edu se estaban besando. Un frío intenso me recorrió la espina dorsal mientras las lágrimas iban brotando de mis ojos, Pepe que estaba en la barra y me vio, salió corriendo y me llevó a empujones detrás del bloque junto al parque.



.- Javi olvídala… Edu ha reclamado lo que es suyo, es “ el jefe”, y tú sabías que esto tarde o temprano iba a ocurrir.



Pepe es de esas personas que a veces te sorprenden por su clarividencia, parece que nunca esté atento a nada, pero percibe los más nimios detalles, y como no podía ser de otra forma, se percató de los celos de Edu desde el día que presenté a Loli como mi novia a la pandilla. No sé por qué, pero le hice caso, pasé aquellos días encerrado en casa para deleite de mi madre que se desvivía por mis deseos, y regresé a Madrid con el juramento de no volver a ver nunca más a Loli, a Edu y al resto del grupo.


Pronto descubrí que uno de mis peores defectos ( y pecados) era no cumplir a rajatabla los juramentos; al siguiente día de volver, mi tía Leonor me pidió que subiera a casa del Coronel, Doña Elvira había recibido una carta del Ministerio de Economía y Hacienda y dado que yo estudiaba Derecho, le había pedido si podía explicarle de que trataba.


Recordé en ese instante una canción de Simon & Garfunkel que había sonado años atrás, y con una triste sonrisa subí a cumplir el encargo de Tía Leonor.