martes, 2 de noviembre de 2010

No és això companys, no és això.



Venía conduciendo de vuelta de un fin de semana largo en el pirineo, encabronado porque la climatología nos mantuvo a mi familia y a  mí encerrados en un pequeño apartamento de cincuenta metros cuadrados durante tras días, y  a que me estaba “chupando” una retención de 35 kilómetros a la altura de Igualada en dirección Barcelona, cuando en el boletín informativo de la radio (cualquiera de ellas para no hacer publicidad) escucho que el govern de la Generalitat “ el nostre”, acaba de aprobar una medida que beneficiará a los “ninis”, es decir, a aquellas personas que ni estudian ni trabajan ni se les espera en ninguna de estas dos actividades, con un importe equiparable al salario mínimo interprofesional (alrededor de seiscientos boniatos), si deciden dejar el botellón y apuntarse a algún curso de formación ocupacional, con la posibilidad de hacer prácticas en empresas percibiendo esa remuneración.

Si mi nivel de cabreo ya era lo suficientemente alto por las circunstancias que les he contado, la tensión arterial empezó a subirme de forma peligrosa mientras la locutora iba relatando los aspectos concretos de la medida. Dejando de lado los argumentos de la oposición tachando la misma de electoralista a escasos días de las elecciones al Parlament (que también), “premiar” a un colectivo de individuos, que, mientras el común de las personas han dedicado los mejores años de su juventud a realizar la educación obligatoria, y después completarla durante unos años más con la formación profesional o una licenciatura universitaria, ellos se han pasado todos esos años rascándose el escroto a dos manos ( a veces incluso a cuatro si encuentran buena compañía),  me parece indigno de una sociedad que pretende salir del pozo donde se encuentra sumida.

No hay nada que me cause mayor dolor que tener que criticar una medida que sale de las posiciones de las que me siento partícipe. Quizás me esté volviendo de derechas, o quizás esos tics progres de salón cada vez me causan mayor rechazo, aunque no creo que los valores de la izquierda, en la que aún me reconozco,  sean los que primen la indolencia frente al esfuerzo, los que solucionen un problema que hemos creado nosotros mismos (poderes públicos, administración educativa, los propios padres), con un premio por hacer aquello que debería ser una obligación personal de cada ciudadano, como es formarnos para la vida. ¿Qué mensaje lanzamos a la sociedad, cuando retribuimos la apatía  mientras miles de licenciados universitarios una vez terminada la carrera dan con sus huesos en la cola del paro, o en el mejor de los casos acaban trabajando de telefonistas, camareros, en empresas de trabajo temporal…? ¿Acaso aquellos pasantes que trabajan jornadas interminables en despachos donde no les pagan o les compensan únicamente los gastos de transporte, no se merecen esos seiscientos euros que el “Govern” destinará a los ninis?

Pero si a pesar de mis argumentos les queda a Uds. alguna duda sobre la perniciosidad de la propuesta del “govern”, solo han de hacer la prueba del siete,  y comprobar que los máximos responsables de Iniciativa per Catalunya-Verds, han salido en tromba  a defender la medida. Cuando vean a  Saura aplaudir cualquier propuesta, pueden dar por sentado que además de nociva para los intereses de los ciudadanos probablemente sea tóxica y cause estragos físicos en la población. Y esto lo voy meditando mientras sufro una retención en la A2 repleta de camiones en pleno día de operación retorno del fin de semana de “todos los santos/hallowen”  sin haber divisado un solo mosso del departamento que dirige el Sr. Saura en la carretera, y sin que  a ningún responsable de tráfico se le haya ocurrido pensar que estos días, igual que en los fines de semana de playa de verano, se podía limitar el acceso de los camiones a determinadas horas en las principales vías de acceso a la ciudad.  Pero esperar esto de nuestros gestores públicos es suponerles un mínimo de inteligencia y laboriosidad de la que carecen.

En fin, que ya pueden pensar como argumentar frente a sus hijos la necesidad de que estos deban formarse, estudiar y prepararse para competir en una sociedad cada vez más exigente. ¡ Menuda papeleta nos queda a los padres!