martes, 2 de junio de 2009

YO ACUSO.





Yo acuso los excesos de gin tonics que han dejado mi cerebro despoblado de neuronas.

Yo acuso las tardes con Exuperancia, las estrecheces del corsé y este repugnante olor a orina que no me quito de encima ni con Zotal.

Yo acuso las noches de vergüenza que he tenido que pasar en las fiestas con los atuendos de Ágatha, las miradas compasivas de los invitados y las sonrisas maliciosas.

Yo acuso el taladro matutino de Federico, trepanador de inteligencias sensatas.

Y sobre todo yo acuso las grandes dosis de vanidad, que por desproporcionada se convierte en grotesca.