sábado, 12 de abril de 2008

CHINA.





Hoy que el presidente Zapatero ha presentado su nuevo gobierno, permítanme que les hable de... China. :-)

Es difícil aproximarse a una sociedad como la china desde nuestra mentalidad occidental, hay demasiadas zonas oscuras que no llegamos a comprender, nos ocurre a los observadores, pero también a los empresarios e inversores que aterrizan en China en busca de la oportunidad de sus 1300 millones de consumidores potenciales.

China ha sido históricamente un país gobernado por sistemas autoritarios (desde las primeras dinastías hasta la actualidad no ha tenido un solo periodo de libertades políticas), el carácter de sus habitantes es sumiso con el poder, emprendedor con los negocios y con una conciencia muy clara de pertenencia a una gran nación. Dicho esto, entender la confrontación existente las últimas semanas entre los grupos independentistas del Tibet con el gobierno chino se nos hace un poco más complejo, rebuscar en la historia del Tibet periodos de independencia política de China, o de Gran Bretaña, se hace farragoso, casi tanto como nos ocurre en Catalunya. ¿Independencia en que sentido, en que contexto histórico, sobre que realidad política?

Desde algunas cancillerías occidentales, se promueve sibilinamente un boicot a las olimpiadas de Beijing amparándose en la vulneraciónde los derechos humanos por parte del gobierno chino ( y es cierto que China conculca los más elementales derechos de las personas), pero a mi me parece un ejercicio de hipocresía tremendo. Hipocresía la de un presidente de la república francesa que ha apuntalado hace pocos meses con sus tropas un régimen corrupto como el de El Chad, que por afán de un protagonismo desmesurado, se postule como abanderado de una crítica al gobierno de Pekín, hipocresía la calculada ambiguedad americana y británica, hipocresía y desfachatez la ausencia de la Unión Europea en esta crisis.

Tibet, no ha sido nunca una nación independiente tal y como nosotros la entendemos, como tampoco lo ha sido nunca Catalunya, ni siquiera el propio Dalai Lama aboga por la independencia del Tibet, y si por una autonomía amplia pactada con el gobierno chino, una opción más pragmática que la impulsada por muchos analistas occidentales que en su afán por desgastar a una potencia emergente, hacen experimentos y no precísamente con gaseosa.

Hay que reclamar de China un mayor respeto a los derechos humanos en su territorio (que incluye la región autónoma de Tibet), pero hay que dar tiempo a una sociedad que avanza a velocidad supersónica en el ámbito económico, para que se eduque en los valores de respeto a la libertad individual y la pluralidad de ideas políticas. El ejemplo ruso debería hacernos reflexionar, desmoronar una organización estructurada puede dar paso al control de mafias y corruptelas en todos los resortes del poder, quizás el modelo Chino es más sensato y prudente, quizás nuestra noción del tiempo es distinta a la suya, quizás nos faltan recursos culturales para entenderles, démosles tiempo, dejémosles crecer.