viernes, 22 de octubre de 2010

LA MEZQUITA.




Fátima salió aquella mañana de casa hacia el trabajo como cada día  antes de que despuntara el alba. Aunque no era una estricta practicante se ajustó el hijab al pasar frente a un grupo de operarios que trabajaban en la sustitución del  cableado de fibra óptica de la calle. Recorrió los escasos cien metros que distanciaban su domicilio de la estación del metropolitano de Eid al-Fitr. Mientras esperaba la llegada del convoy escuchó por los altavoces de  megafonía de la estación la llamada del imán central a la oración del alba, procediendo al cumplimiento del precepto.

El metro a esas horas de la mañana estaba abarrotado; miles de trabajadores y trabajadoras utilizaban ese medio de transporte para trasladarse de un lado a otro de la ciudad con relativa rapidez, dado que el tráfico en la superficie hacía imposible llegar puntual al trabajo. Algunos afortunados dormían acurrucados en los estrechos asientos del vagón, mientras la mayoría hacía imposibles equilibrios para no caer a causa de los vaivenes y la velocidad. No tardó más de cinco minutos en recorrer las estaciones que la separaban del final de trayecto. Subió por las escaleras mecánicas hasta el exterior comprobando que había amanecido. En un pequeño bar de la avenida Al Bujari,  los hombres tomaban el primer té del día y discutían acaloradamente sobre el resultado del partido del domingo. En el  quiosco de periódicos de la esquina  compró el Itihad,  un nuevo periódico de tendencia liberal cuyo número uno salía esa misma mañana. Se acercó al punto de recogida de la lanzadera  subiendo con rapidez ante los apremios del piloto; a punto estuvo de perderla, con lo cual hubiera llegado tarde al trabajo. La aeronave se elevó con rapidez entre los edificios de oficinas,  a través de cuyas ventanas pudo observar un enjambre de hombres y mujeres sentados frente a las pantallas de sus puestos de red informática.

El viaje hacia el centro turístico de la mezquita de Al Qama se desarrolló con placidez; leyó en las noticias que el gobierno islámico de Medina había decretado la imposición del idioma árabe en todos los territorios  de la nación musulmana como lengua oficial, relegando las lenguas pre-islámicas al ámbito de la privacidad. Otra noticia hablaba de movimientos de tropas chinas cerca de la frontera; hacia años que la tensión entre el ateo e infiel imperio chino y la nación musulmana iban en aumento. Por la ventanilla observaba los extensos rebaños de ovejas y vacas que pastaban en las verdes praderas, quizás las últimas reses en libertad fuera de las granjas islámicas.

Por fin, al fondo vislumbró la magnificencia de la mezquita de Al Qama. Situada junto a las montañas, el templo levantaba un minarete de más de 220 metros de altura, considerado el más alto del mundo. Descendieron hasta el helipuerto del complejo, y una vez en las oficinas le asignaron para esa mañana a un nutrido grupo de turistas orientales llegados de la península malaya.

.- Salam Aleikum,  buenos días señores y señoras:

Ante nosotros tenemos la famosa mezquita de Al qama, iniciada en el año 2144 tras la conversión de  Al-Andalus al Islam , y concluidos los trabajos de construcción en el año 2163. Se construyó sobre las ruinas de la  basílica cristiana de Covadonga, de la que aún podemos observar algunos restos de sus muros de caliza rosada. La construcción sobre un templo cristiano se realizo por orden del imán  de Al-viedo, ciudad de la que dista unos ochenta kilómetros, para reparar la  destrucción de los cientos de mezquitas musulmanas durante la primera conquista de Al-Andalus por tropas cristianas,  siguiendo los dictados de la sharia, como ofrenda al único Dios verdadero y a Mahoma su profeta.