sábado, 3 de enero de 2009

SEIS DE ENERO


Quiero colgar otra vez este cuento escrito hace unos meses, ahora en fechas mucho más adecuadas, totalmente remasterizado y coloreado, y con el montaje del director.

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-Me temo que es cuestión de meses...

En ese instante el presidente le interrumpió bruscamente.

.- ¿Cómo que cuestión de meses? tengo a los mejores astrofísicos del país estudiando ese cometa desde hace una década, y ahora Ud me dice que en cuestión de meses el cometa cambia de trayectoria para adecuarla de forma constante al movimiento de traslación y rotación de la tierra.

Albert, licenciado en ciencias físicas por la universidad de Harvard, y uno de los más brillantes asesores científicos del presidente frunció levemente el ceño mientras un silencio sepulcral se extendía por la sala.

.- Sr. presidente su velocidad no es regular, ni su trayectoria, los científicos están desconcertados, el comportamiento del cometa Halley esta vez rompe todas las leyes de la física, ha cambiado su posición prevista en los últimos 2 años en más de 20 ocasiones. Disponíamos de cálculos precisos que hemos tenido que corregir… el cometa cambia de ubicación en función de la rotación de la tierra, parece como si estuviera programado para señalar de forma constante una trayectoria sobre el horizonte del hemisferio norte que culmina en un punto concreto de latitud y longitud en la zona sub-sahariana, en concreto puede ser observado a simple vista desde Mali diariamente a las 24 horas de la noche en el mismo punto del cielo, es el único lugar del planeta donde el Halley puede ser visto en la misma posición cada día a la misma hora desde hace dos años. Enviamos en agosto un equipo de observadores a la región y acabamos de recibir un informe que Ud. debería leer.

Se dispuso a leer aquel extenso informe, mientras el comité de asesores de presidencia observaban con enorme expectación las reacciones del hombre más poderoso del planeta.

Finalmente el presidente tras meditar unos minutos les espetó:

.- pónganme en comunicación con el presidente de turno de la UE y con el presidente Chino a través de multiconferencia privada en el despacho oval y preparen el Air Force One, saldremos hacía Mali esta misma semana.

Cuando el avión presidencial aterrizó en el pequeño aeropuerto de Bamako, le esperaba una recepción del país africano, así como los presidentes de China y Francia. Tras una improvisada reunión en la propia pista del aeropuerto decidieron atravesar los más de 300 kmts que separaban la capital Bamako de la pequeña aldea de Segoukoro sin más dilación. Seis enormes Range Rover del servicio secreto americano trasladaron a los tres presidentes hasta el lugar donde según los observadores científicos las coordenadas de avistamiento del cometa se mantenían invariables desde hacía meses.

Al llegar a la aldea, tal y como les había informado el presidente de Mali les esperaba el jefe tribal, que sin perder un instante les acompañó hasta la pequeña Jaima de una familia de Tuaregs a las afueras de la aldea. Una vez en su interior, el presidente Obama se arrodilló frente a una mujer cubierta con un pañuelo que mantenía a su hija en brazos, una hermosa niña de piel oscura como el ébano que sonreía, cuyo rostro emitía una sensación de paz como nunca había observado en ser humano alguno, también el presidente chino y el francés se arrodillaron frente a la niña y cada uno de ellos le entregó un regalo. El chino abrió una pequeña cajita de color oscuro que contenía una preciosa piedra verde de jade, la joya más pura extraída en las minas de las laderas del himalaya, la llamada Piedra del Cielo, entregada por el Dalai Lama días atrás para la ocasión. El presidente de Francia obsequió a la madre un frasco de perfume fabricado por los mejores perfumistas de París a base de mirra y un hiyab de seda natural diseñado por el prestigioso modisto musulmán francés Moustaphá Courie, y el presidente americano le entregó un viejo cuenco de madera tallada, que había estado custodiado en una cámara acorazada de la reserva federal desde que fuera descubierto en unas excavaciones de Palestina, por una expedición secreta del gobierno de los EEUU en 1954, el llamado Santo Grial.

Barack Obama se acercó con lágrimas en los ojos a su homólogo Chino y se preguntó en voz alta como era posible que los tres hubieran llegado a la misma conclusión sin necesidad de más análisis que la propia noticia de la existencia de la niña.

.- Eso mi querido presidente es inexplicable, Uds lo llamarían fe, en mi país creemos en la fortuna. Quizás dentro de unos años veamos maravillas que hoy no alcanzamos ni a imaginar.
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Un increíble amanecer empezó a teñir de color ocre la fina arena del desierto aquella mañana de enero, mientras los vehículos se alejaban en dirección al horizonte.

martes, 30 de diciembre de 2008

LA MANADA (11)

La facultad de Derecho de la Complutense estaba ubicada en un edificio de ladrillo rojo con unas enormes vidrieras en su fachada, aquella casa fue el lugar donde empecé a observar la realidad del entorno cotidiano desde un prisma distinto. Para un chico de provincias el mero contacto con estudiantes de distintas procedencias ya era una especie de iniciación, y más en aquellos convulsos años en los que el régimen de Franco agonizaba, la universidad era un hervidero de de movimientos contestatarios, incipientes si se quiere, pero duramente reprimidos por la Policía. El partido Comunista disponía de un organizado movimiento estudiantil, pequeños grupúsculos maoistas y trotskistas campaban a sus anchas por el campus realizando una ingente tarea de proselitismo político, y era en ese caldo de cultivo en el que un estudiante de Derecho como yo, empezó a impregnarse de una filosofía que hasta la fecha le era ajena en el ya lejano barrio de Santa Rosa.

Al bajar del autobús, aquel día observé un movimiento inusual de estudiantes y profesores en la Avenida de la Complutense que de repente empezaron a gritar consignas contra la dictadura y a favor de la liberación de detenidos en las últimas protestas contra la Ley de Educación por parte del régimen. No sé como, pero me vi inmerso en una multitud que avanzaba desde la facultad de Filosofía en dirección a Moncloa gritando consignas y cantando la internacional, mientras frente a la manifestación formaba una compañía de policías armados que nos cortaban el paso. En pocos instantes, casi sin darnos cuenta empezó un brutal carga de las fuerzas de orden público; corrí hacía el edificio de la facultad de filosofía junto a otros estudiantes, pero al entrar fuimos interceptados por un grupo de policías de paisano. Empezó un baile de porras y carreras por los pasillos hasta que noté un fuerte golpe en la cabeza, cuando recuperé la consciencia estaba tumbado en un furgón de los “grises”. Dentro, dos estudiantes lloraban junto a un hombre de unos 30 años malherido en el suelo, profesor de derecho penal, Ernesto Gonzálvez, quien tendría que ser en el futuro mi maestro en el más amplio sentido de la palabra. Los dos días que pasamos en las dependencias de la brigada politico-social no fueron los más agradables de mi estancia en Madrid, pero me ayudaron a madurar como persona, Ernesto compartió celda conmigo, y mientras se recuperaba, charlamos largo y tendido sobre la situación política en España, aunque mi interés por esas cuestiones hasta la fecha había sido nulo me ilustró sobre Marx, Engels, me habló de la revolución pendiente, del mayo del 68 francés y de sus consecuencias en nuestro país y trabamos una estrecha amistad que ha durado hasta hoy.


Entre tanto en Santa Rosa, el tiempo transcurría de forma paralela a mi agitada vida universitaria, al margen del bullicio universitario, si hubiera que buscar un espejo que reflejara el modelo de sociedad española de la época, ese era el barrio de Santa Rosa, un enclave habitado por gente de clase trabajadora a la que le importaba un pimiento la política – ya se había encargado la dictadura de comprar su silencio con tardes de fútbol en TVE y un nuevo modelo de SEAT 850-

Edu tras un par de años trabajando en las joyerías del Sr. Mingu con la ayuda de Miguel, Manolo y los demás había montado una “Gestoría”, un pequeño chiringuito dedicado a la comercialización de seguros, gestión administrativa y servicios a comercios de la zona, aún recuerdo la carta de Pepe cuando me contó la noticia, habían alquilado un pequeño local en los bajos de nuestro bloque y “el jefe” había puesto en la puerta un rótulo del tenor literal siguiente:




GRUPO ASESOR SANTA ROSA

Seguros.
Gestoría.
Economistas.
Abogados.


El “jefe” se había erigido en el Director General del garito, Pepe se encargaba de los seguros y Miguel del departamento laboral. Manolo “el del bombo” que no dejó su puesto de funcionario del servicio de recogida de basuras municipal, ayudaba por las mañanas en el reparto de documentación y gestiones en los organismos públicos, en los que hacía valer sus contactos que le proporcionaba el cargo de funcionario municipal para lograr lo imposible y Loli pasó a trabajar como secretaria. Pepe me contaba en la carta que Edu había hecho un cursillo de por correspondencia y que se había sacado el título de economista sin necesidad de ir a la universidad (sic)… por más que me pellizcaba no daba crédito a lo que estaba leyendo, sabía del atrevimiento del “jefe” pero nunca pensé que su inconsciencia llegara tan lejos, ni siquiera que tuviera la paciencia para terminar un cursillo de contabilidad en CCC por simple que fuera; más adelante descubrí que fue Loli la que hizo dicho curso a nombre del “Jefe”.

Pero las noticias del barrio me tenían que deparar enormes sorpresas que dejarían en una mera anécdota aquella iniciativa empresarial de la pandilla, y que lentamente a pesar de la distancia iban tejiendo una tupida e invisible red a mi alrededor.