jueves, 30 de septiembre de 2010

EL IMBÉCIL (REVIVAL)

Debido a una crisis de inspiración, y por qué no decirlo, a la falta de tiempo y dinero, les cuelgo una reposición del relato remasterizado y corregido, que con gran éxito de crítica y público colgué hace ya más de un año. Disculpen el atrevimiento.





 Federico era un imbécil de manual.

Al nacer se propuso no llorar porque había escuchado en alguna serie de televisión desde el útero materno, que los hombres no lloran delante de las mujeres. La enfermera a instancias del médico le iba dando palmadas en el culo para que emitiera sus primeros sonidos:

.- Dele más fuerte enfermera.

.- Doctor este niño no llora, no le puedo azotar más.

.- ¡Péguele mujer, péguele!

Ni las comadronas más veteranas habían visto jamás una paliza semejante en el hospital materno. Su pobre madre lloraba desconsoladamente espatarrada en la mesa de partos:

.- Hijo mío llora… ¡llora idiota, llora!

Y Federico empezó a llorar, y tanto que lloró que no paró durante los tres primeros años, convirtiendo la vida de sus padres en un auténtico infierno. De día, de noche, a la hora de comer... los berridos se escuchaban en todo el barrio.

En el colegio sus dotes de gaznápiro eran bien conocidas, pero si algún episodio se recuerda es aquel en el que Federico, un día ventoso, apostó ante el jolgorio general de sus compañeros que su meada podría con la fuerza del viento de levante. En Cádiz, aún hoy se cantan chirigotas por carnaval sobre la desafortunada apuesta:

Apostaba el tonto de Federico
que con el viento podría el pito… ( tururututú)
Y girándose hacia el Levante
sacó la chorra y lanzó el chorrito… ( tururututú)


Tuvo varias novias, aunque ninguna le duró más de unas semanas. Solo aquella chica que conoció en un concierto de Víctor Manuel fue capaz de aguantarle, y tras un breve noviazgo se casaron.

“Solo pienso en ti. Juntos de la mano, se les ve por el jardín.”

Resu, que así se llamaba su sufrida esposa, un día llamó a una amiga para contarle sus desventuras:

.- Ana, no puedo más. Me voy a divorciar de Federico. ¡Mira si fui idiota cuando me casé con él!

Su amiga la consolaba como buenamente podía:

.- Los dos, los dos sois idiotas, no te olvides de él, cariño.


El pobre Federico se volvió a quedar solo en la vida, y entró en una profunda depresión que le llevó a perder el trabajo. Cuando el Director de Recursos Humanos de la empresa le pidió al Director General que le indicara la causa del despido, su respuesta no admitía dudas:

.- Pon en la carta, “por gilipollas”.

A pesar de la escasez de neuronas del cerebro de Federico, este no era todavía tan tonto como para quedarse de brazos cruzados ante semejante injusticia; así que recurrió a los Tribunales. El Juez de lo Social a la vista de las alegaciones de las partes, y muy en especial de la declaración del pobre Federico, confirmó el despido declarándolo plenamente procedente, e imponiéndole las costas por haber interpuesto una demanda de forma temeraria.

La depresión le condujo a la locura  siendo internado en un Centro Psiquiátrico. Los últimos años de su vida los dedicó a la noble dedicación de entretener a los internos crónicos en estado vegetativo; cada tarde dirigía sus pasos a la sala “Despertares” para leerles una recopilación de las mejores poesías y relatos que había ido escribiendo a lo largo de su vida. Tras mucho tiempo el trabajo de Federico dio sus frutos; un pobre muchacho que desde hacía quince años botaba compulsivamente una pelota de baloncesto en un rincón de la sala, se la tiró a la cabeza, y un enfermo paralizado movió lentamente sus manos hacia la garganta de su infortunado benefactor, apretando fuertemente hasta acabar con él.

Federico murió, pero su ejemplo perdura en nuestra sociedad, y es imitado por decenas de miles de Federicos que de forma altruísta andan haciendo el imbécil sin pedir a cambio por nuestra parte más que una pequeña sonrisa compasiva.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

FESTIVAL DEL HUMOR




Este es un país de lo más divertido. No me negarán Uds. que con la que está cayendo, no nos falta sentido del humor, jugándonosla con una huelga general. No es que yo esté en contra o a favor de la huelga general, sino todo lo contrario; me faltan datos objetivos para valorar la necesidad de la misma, en su caso,  y  por supuesto tengo mis dudas sobre la posibilidad de que el gobierno pueda rectificar su reforma laboral. En definitiva, los sindicatos hacen una obra de teatro escenificando su fuerza a base de mandar piquetes informativos a las autopistas y el gobierno se muestra firme en sus inexistentes principios, sin que a día de hoy, y gracias a la tutela internacional  pueda poner en práctica aquella frase de Groucho Marx  “ tengo mis principios, pero si no les gustan los puedo cambiar”. Por cierto, los piquetes informativos son a la información, lo que las cabinas telefónicas a las nuevas tecnologías de la comunicación.

Pero eso no es todo,  en otro ámbito no menos dantesco y tras años de interinidad de los Magistrados del Tribunal Constitucional sin que los dos principales partidos de este país se pusieran de acuerdo, una vez montado el increíble pollo de la Sentencia del Estatut, han tardado apenas unas semanas en proceder a la renovación. “Si hay que ir se va, ir por ir es tontería”, que dirían aquellos geniales cómicos de las noches del sábado en TVE. Por lo que se ve, ya no hay problema para que el TC esté compuesto por una mayoría progresista, y el PP,  ha emitido el último parte de la guerra del Estatut  “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército rojo-nacionalista, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”. Eso sí, con un índice de desafección hacia España por parte de los ciudadanos catalanes que roza el 70%, y con unas encuestas que indican que el voto independentista se sitúa cerca del 50% de la población catalana.

Y para finalizar la semana del humor,  la Audiencia de Málaga nos obsequia con el juicio “malayo”; un desfile de frikies del corazón que se han forrado a costa del erario público, con el aplauso durante todos estos años de los medios afines de la cosa rosa. A partir de hoy y en los próximos meses, tendremos la oportunidad de disfrutar con juicios para-lelos en los medios, entrevistas a imputados, muestras de apoyo del marujerío a tonadilleras blanqueadoras y un largo etcétera de acontecimientos que producen arcadas a cualquier ciudadano normal.

No se apuren,  la ONU ya se ha encargado de demostrarnos que el humor trasciende a las fronteras nacionales con el nombramiento de Mazlan Othman como representante de la humanidad ante una hipotética llegada de los extraterrestres. Como ven la comedia anglosajona es mucho más fina que nuestras chanzas nacionales, pero si me lo permiten, y tal como indica Monzó en su columna de hoy en “la Vanguardia”, podrían haber nombrado para tal cometido al ex ministro Joan Clos, actual director del programa de la ONU para los asentamientos humanos (???), y entonces el descojone hubiera sido cósmico.