martes, 30 de diciembre de 2008

LA MANADA (11)

La facultad de Derecho de la Complutense estaba ubicada en un edificio de ladrillo rojo con unas enormes vidrieras en su fachada, aquella casa fue el lugar donde empecé a observar la realidad del entorno cotidiano desde un prisma distinto. Para un chico de provincias el mero contacto con estudiantes de distintas procedencias ya era una especie de iniciación, y más en aquellos convulsos años en los que el régimen de Franco agonizaba, la universidad era un hervidero de de movimientos contestatarios, incipientes si se quiere, pero duramente reprimidos por la Policía. El partido Comunista disponía de un organizado movimiento estudiantil, pequeños grupúsculos maoistas y trotskistas campaban a sus anchas por el campus realizando una ingente tarea de proselitismo político, y era en ese caldo de cultivo en el que un estudiante de Derecho como yo, empezó a impregnarse de una filosofía que hasta la fecha le era ajena en el ya lejano barrio de Santa Rosa.

Al bajar del autobús, aquel día observé un movimiento inusual de estudiantes y profesores en la Avenida de la Complutense que de repente empezaron a gritar consignas contra la dictadura y a favor de la liberación de detenidos en las últimas protestas contra la Ley de Educación por parte del régimen. No sé como, pero me vi inmerso en una multitud que avanzaba desde la facultad de Filosofía en dirección a Moncloa gritando consignas y cantando la internacional, mientras frente a la manifestación formaba una compañía de policías armados que nos cortaban el paso. En pocos instantes, casi sin darnos cuenta empezó un brutal carga de las fuerzas de orden público; corrí hacía el edificio de la facultad de filosofía junto a otros estudiantes, pero al entrar fuimos interceptados por un grupo de policías de paisano. Empezó un baile de porras y carreras por los pasillos hasta que noté un fuerte golpe en la cabeza, cuando recuperé la consciencia estaba tumbado en un furgón de los “grises”. Dentro, dos estudiantes lloraban junto a un hombre de unos 30 años malherido en el suelo, profesor de derecho penal, Ernesto Gonzálvez, quien tendría que ser en el futuro mi maestro en el más amplio sentido de la palabra. Los dos días que pasamos en las dependencias de la brigada politico-social no fueron los más agradables de mi estancia en Madrid, pero me ayudaron a madurar como persona, Ernesto compartió celda conmigo, y mientras se recuperaba, charlamos largo y tendido sobre la situación política en España, aunque mi interés por esas cuestiones hasta la fecha había sido nulo me ilustró sobre Marx, Engels, me habló de la revolución pendiente, del mayo del 68 francés y de sus consecuencias en nuestro país y trabamos una estrecha amistad que ha durado hasta hoy.


Entre tanto en Santa Rosa, el tiempo transcurría de forma paralela a mi agitada vida universitaria, al margen del bullicio universitario, si hubiera que buscar un espejo que reflejara el modelo de sociedad española de la época, ese era el barrio de Santa Rosa, un enclave habitado por gente de clase trabajadora a la que le importaba un pimiento la política – ya se había encargado la dictadura de comprar su silencio con tardes de fútbol en TVE y un nuevo modelo de SEAT 850-

Edu tras un par de años trabajando en las joyerías del Sr. Mingu con la ayuda de Miguel, Manolo y los demás había montado una “Gestoría”, un pequeño chiringuito dedicado a la comercialización de seguros, gestión administrativa y servicios a comercios de la zona, aún recuerdo la carta de Pepe cuando me contó la noticia, habían alquilado un pequeño local en los bajos de nuestro bloque y “el jefe” había puesto en la puerta un rótulo del tenor literal siguiente:




GRUPO ASESOR SANTA ROSA

Seguros.
Gestoría.
Economistas.
Abogados.


El “jefe” se había erigido en el Director General del garito, Pepe se encargaba de los seguros y Miguel del departamento laboral. Manolo “el del bombo” que no dejó su puesto de funcionario del servicio de recogida de basuras municipal, ayudaba por las mañanas en el reparto de documentación y gestiones en los organismos públicos, en los que hacía valer sus contactos que le proporcionaba el cargo de funcionario municipal para lograr lo imposible y Loli pasó a trabajar como secretaria. Pepe me contaba en la carta que Edu había hecho un cursillo de por correspondencia y que se había sacado el título de economista sin necesidad de ir a la universidad (sic)… por más que me pellizcaba no daba crédito a lo que estaba leyendo, sabía del atrevimiento del “jefe” pero nunca pensé que su inconsciencia llegara tan lejos, ni siquiera que tuviera la paciencia para terminar un cursillo de contabilidad en CCC por simple que fuera; más adelante descubrí que fue Loli la que hizo dicho curso a nombre del “Jefe”.

Pero las noticias del barrio me tenían que deparar enormes sorpresas que dejarían en una mera anécdota aquella iniciativa empresarial de la pandilla, y que lentamente a pesar de la distancia iban tejiendo una tupida e invisible red a mi alrededor.


lunes, 22 de diciembre de 2008

OTRO CUENTO DE NAVIDAD


Lidia Luopes era arqueóloga, si bien había llegado a la arqueología un poco tarde, procedía de una familia de arquitectos en la que estudiar ciencias era una tradición, dibujar una afición y estudiar arte un hobby. Nadie en su familia entendió que dejara una prometedora carrera en un estudio de arquitectura para dedicarse a hacer agujeros. Porque así, con esa falta de aprecio, calificaba su padre el oficio de su hija.

Lidia había sentido desde pequeña auténtica fascinación por la ingeniería civil romana. Ella siempre decía que era una predestinación dado el nombre con el que la habían bautizado. Además, estaba segura de que alguno de sus antepasados debió de trabajar en aquellas obras en vista de lo mucho que le atraían. Estudió arquitectura por imposición paterna, al igual que el resto de sus hermanos. Su padre siempre había sido muy “progresista” en cuanto a la educación de sus hijos. Así, siempre les impuso lo que tenían que estudiar, incluso les matriculó él mismo en la escuela de arquitectura, para evitar despistes. Con ese mismo “espíritu abierto”, reunía a sus hijos en el comedor de su casa cada día de elecciones y les daba en sobre cerrado las papeletas con las que debían votar, no fuera que alguno pensara por sí mismo y votara algo poco adecuado. Sentía que eso era lo mejor para sus hijos. A pesar de todo, Lidia adoraba a su padre, pero no sus métodos. A ella le hubiera gustado estudiar Historia, pero en esto sólo encontró el apoyo de su madre. Incluso sus hermanos preguntaban para qué valía eso; ante lo que ella respondía: “para conocer la respuesta a esa pregunta”. Pero al final obedeció y estudió arquitectura. Ahora, en las excavaciones, se sentía libre, hacía lo que siempre le había gustado. Al tiempo, estaba preparando su tesis doctoral sobre el acueducto de Segovia. Y, quizá, por eso, había aceptado trabajar en una de las excavaciones que se llevaban a cabo en Clunia a cuyo convento jurídico romano perteneció Segovia.


Los tiempos eran difíciles para la cultura, en general, y la arqueología, en particular.


La Junta de Castilla y León era la que mantenía, a base de subvenciones, aquellas excavaciones. Sin embargo ya les habían anunciado que, salvo que encontraran algún resto importante que justificara la existencia de aquella actividad, no podrían mantenerla abierta.


Lidia y sus compañeros estaban desesperados, trabajaban sin descanso desde hacía meses. En Clunia habían encontrado restos de un teatro, del foro, de termas y de varias casas. Todos intuían que debió haber un templo y la curia. Pero ninguna de las fotografías aéreas habían dado datos al respecto, los vestigios superficiales no conducían a nada en concreto… y el plazo se terminaba. A todos les encantaba su profesión, pero también era un modo de vida. Si no encontraban algo pronto tendrían que dejarlo. La mayoría de ellos tenía un puesto de trabajo en alguna de las universidades de la zona. Lidia, sin embargo, tendría que volver a su actividad como arquitecto y, esta vez, al estudio de su padre. No sólo le molestaba tener que darle la razón, sino que, además, no le soportaba como jefe. Si era mandón en casa, en la oficina, simplemente, se consideraba el amo y señor. Si no conseguían la subvención tendría que volver a casa con las orejas gachas.


Era Nochebuena, en Clunia, entre piedra y piedra, cincel y pincel, habían preparado la cena para todos los arqueólogos. Habían previsto unos entrantes con productos de la tierra y un lechal asado sobre brasas. La Nochebuena fuera de casa no era muy alegre pero no podían perder tiempo en ir y venir. O descubrían algo importante que justificara una nueva subvención o deberían irse a casa para finales de año. Era una noche fría y clara, propia de Castilla. Allí en medio del campo el cielo se veía estrellado. Alguno de los compañeros era capaz de distinguir las constelaciones. El espectáculo era formidable. Lidia vio un lucero extremadamente brillante- “¿Qué estrella es esa?”- Preguntó. “Es Rigel de la constelación de Orión”- le dijo su compañero. “¿Tú crees que los luceros nos podrán ayudar?”- Inquirió Lidia. “No creo- le respondió el arqueólogo- pero por pedir un deseo que no quede”. “Bueno-contestó Lidia- hace más de 2000 años una estrella iluminó el mundo, dicen que aquella era un cometa pero…¡Quién sabe, soñar es gratis!” Y pidió su deseo.


No se fueron muy tarde a la cama, había que madrugar para trabajar, ni el día de Navidad se podía descansar. Lidia tenía el sueño fácil y en seguida se durmió.


.- Julius le preguntó a su abuelo: ¿abuelito que escribes en esa tabla encerada?


.- Estoy describiendo nuestra aldea Julius, así si alguien lo lee en el futuro podrá saber como vivíamos aquí en Clunia. Ya sé que unas tablillas enceradas no son muy consistentes, pero ¡quién sabe!.. Si la guardo en el sótano de nuestra casa, al estar en el bosque, la humedad del suelo la puede conservar.


.- Pero abuelito y para qué quieres contarlo, lo verán. Y, si se destruye la ciudad, si ya no pueden verla, yo creo que a la gente que venga después no le importará nada lo que aquí había.


- Pero Julius, a ti te encantan las historias de la antigua Roma y me haces contarte, una y otra vez, cómo fue reconstrucción de nuestra aldea. Lo difícil que fue rehacerlo todo a pesar de la gran ayuda que nos prestaron nuestro emperador, Tiberio, y los dioses a los que veneramos en el templo. Por eso, para que en el futuro sepan de nuestro trabajo, para que no tengan que empezar desde cero, les quiero dejar estos escritos firmados por mí, Marcus Luiopis. Ingeniero. Espero que esto valga a tus nietos como a mi me valieron las instrucciones de mis antepasados.


En ese instante, Lidia de despertó sobresaltada. Había estado soñando. Se despertó con una sensación de que alguien desde el pasado le empujaba a excavar. Cogió las fotos aéreas que se habían hecho de la zona. A ella siempre le había parecido que en el bosque cercano la naturaleza crecía haciendo algunas formas poco corrientes en el suelo. Su jefe no la había querido hacer caso cuando se lo comentó hace tiempo. Tomó su instrumental y se fue al bosque situado detrás del teatro romano. Al alba se levantaron algunos de sus compañeros que, en cuanto la vieron, se acercaron a ver que hacía. Les contó su sueño y la certeza intuitiva que tenía de que allí, en aquel bosque, podrían encontrar restos romanos. A todos les pareció una locura, pero era Navidad, les quedaban 5 días para poder encontrar algo que justificara una renovación de la subvención. Al fin y al cabo no tenían mucho que perder y, por otro lado, era cierto que nunca habían trabajado en aquella parte del bosque.


Tras dos días de acarrear palas de tierra en las que no había nada y estando ya al borde de la desesperación, uno de los compañeros de Lidia tropezó con lo que parecía un pico de metal. Era un elemento alargado y triangular. Cuando consiguió desenterrarlo, no podía dar crédito; se trataba de un gnomon, el instrumento romano por excelencia para determinar el norte astronómico a través de la circunferencia creada por la sombra que el sol iba proyectando a través de esa aguja metálica. Los romanos, extremadamente panteístas, no querían desatar las iras de los hados, por eso construían sus edificios orientados al norte. El entusiasmo corrió entre los arqueólogos. Midieron el terreno y trazaron escuadras en las que cada uno empezó a trabajar.


En el terreno excavado aparecieron dioptras, que servían para medir ángulos; un corobate o instrumento de nivelación; un odómetro cuya función era medir la longitud de las calzadas.


Mientras, el jefe de la expedición viajó a Valladolid para hablar con los funcionarios y altos cargos de la Junta de Castilla y León. Tras algunas entrevistas, presentar un informe con varias fotos, recibir la visita de los técnicos de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad y de un sin fin de papeleo, consiguió que la Subvención les fuera prolongada un año más.


El día de 5 de enero, Lidia seguía trabajando. Todos sus compañeros habían decidido parar al atardecer e ir a festejar la noche de Reyes al pueblo. Pero a ella, aquel día, la excavación le atraía sobremanera. Había decidido seguir, a la luz de una linterna y un foco, hasta la noche. A eso de las ocho, su cincel tropezó con algo que parecía madera. Sacó el polvo con un pincel. Con una espátula, cuidadosamente, fue haciendo hueco al hallazgo. Poco a poco, desenterró un objeto de madera, rectangular, que contaba con dos anillas de cuero en medio; cuando de abría tenía forma de libro. En su interior se podía descifrar una inscripción en latín en la que se explicaba cómo era el pueblo de Clunia. La tablilla contenía la firma del Ingeniero de las obras, Marcus Luiopis. Lidia, nerviosa y emocionada, depositó cuidadosamente la tablilla. Su sueño había sido un presagio. Con lágrimas en los ojos, comprendió que su apellido Luopes podía tener algo que ver con aquél Luiopis. Quizá su abuelo romano le había permitido mantener su independencia lejos del despacho de arquitectura de su padre. Quizá aquella estrella a la que pidió un deseo era, auténticamente, la estrella de navidad.



Mercedes.



Nota del propietario del Blog:

Este es un cuento remitido por Mercedes, que a la vista de mi desidia navideña en actualizar el blog, se ha prestado a echarme un capote.

martes, 16 de diciembre de 2008

MONÓLOGO NAVIDEÑO.



Uno espera cada año que lleguen las fiestas navideñas por muchos motivos: para tomarse unas merecidas minivacaciones de invierno en el pueblo, con la mujer, los niños y la suegra, para descansar en las largas caravanas de la carretera, en las colas de la estación de esquí, o en el turno del mostrador de envoltorio de regalos de “El Corte Inglés”, para volver a reunirse con aquella parte de la familia a la que solo se ve en estos días ( afortunadamente) y que arrasarán con toda tu existencia de cava, brandy, jamón y turrones, o para observar con orgullo aquella nómina de diciembre incrementada con la paga extra, que indefectiblemente gastaremos en regalos para todo el mundo menos para uno mismo, al que siempre nos regalan corbatas, pijamas y calcetines ( sepa suegra que estoy hasta los cojones de que me compre cada año un pijama para navidad, a ver si un día se alarga con una cajita de Viña Ardanza). Todo ello hace de las fiestas de navidad un periodo entrañable que recordaremos los meses siguientes a fuerza de observar como se convierte en una empresa titánica rebajar el gasto efectuado en la tarjeta VISA por nuestra santa esposa.


Pero si hay algo que uno ansía con la ilusión de un colegial cinco minutos antes de salir al recreo, eso es la cena de empresa. ¡Ahh señores! la cena de empresa supera todo lo anterior, después de un año sin salir solo de noche, el lobo que todos llevamos dentro saca su instinto cazador y dispone de ¡ UNA! Noche de caza. Planificamos esa noche (que no volverá a repetirse, salvo milagro, en un año) como planificaría un ladrón su golpe perfecto, nos compramos ropa ex profeso (siempre adecuada para una persona 10 años más joven que nosotros), nos cortamos el pelo con el flequillo p´adelante y nos dejamos las patillas largas unos días antes, nos ponemos esa colonia que solo utilizamos para las grandes ocasiones, y salimos a la calle como salen los toros a la plaza, resoplando y escarbando con la pata, mirando a un lado y a otro. Y claro, acabamos provocando la sonrisa maliciosa de la parienta aunque sospeche de nuestras aviesas intenciones, si no nos llama gilipollas directamente.


Evidentemente en la cena bebemos como machos y contamos los chistes más lamentables que se escuchan en todo el año, y que las chicas de la empresa solo nos ríen porque somos el jefe , después nos dejamos llevar por los jóvenes a algún local de moda con nombre tan sugerente pronunciado en inglés como “The Club”, cuando nuestra edad y nuestra pinta de "Alfredos Landa" encajarían mucho mejor en otro pronunciado con acento español denominado “ The Puticlub”. Una vez dentro, si somos capaces de sobrevivir a la montonera que se forma en el guardarropía, los tímpanos no nos han reventado al ser sometidos al bombardeo “ music-house” , y alguna de las camareras de la barra se percata de nuestro metro setenta y pocos entre tíos de metro noventa y muchos y nos sirve el “destornillador” que le pedimos (previo descojone por su parte y solicitud de aclaración sobre que coño es un destornillador…) llegamos a una pista donde cientos de miles de personas se contornean al ritmo infernal de extraños sonidos electrónicos, y nos pasamos una hora para encontrar a alguien de la empresa. Cuando los localizamos, nos damos cuenta que la secretaria de administración, la misma a la que pagamos las tetas nuevas en Corporación Dermoestética con el importe del último "bonus", y con la que nuestra calenturienta imaginación se había hecho grandes expectativas los días precedentes, esta probando en un rincón de la sala la firmeza de sus nuevas prótesis con un niñato de los de 1,90, de pantalones caídos, brazos anchos como piernas y melena rubia rizada.


Nos tomamos tres cubatas más para olvidar la escena, y cuando conseguimos sacarnos de encima a una señora separada de otra cena de empresa, que no hace más que mover los michelines delante nuestro mientras sonríe, volvemos con la cola entre las piernas (solo faltaría que no) como lobos fracasados a casita. Antes de llegar, en la última rotonda, la policía nos detiene en un control de alcoholemia en el que damos positivo y nos impone una sanción de retirada de carné y multa de 600 €uros para finalizar la noche.


Pero no se preocupen, somos inasequibles al desaliento, el próximo año juramos perder 10 kilos, compraremos una camiseta de Custo BCN ajustada, una colonia Calvin Klein, iremos al mejor peluquero a cortarnos el pelo al uno, le tiraremos los tejos a la nueva recepcionista, y repetiremos uno por uno todos los errores cometidos.



Felices fiestas.

sábado, 13 de diciembre de 2008

viernes, 12 de diciembre de 2008

EMPATE A UNO EN EL CLÁSICO.




Hace días que le vengo dando vueltas al partido de fútbol de mañana, el clásico como le llaman. Todos los indicios apuntan a una paliza del "Barça" al "Madrit" pero tengo ese resquemor culé que me indica que el "Madrit" en el último momento sacará toda su casta y lo mismo nos empata el partido.

En política pasa tres cuartos de lo mismo, E.R.C. apuntaba la semana pasada a una goleada en decir idioteces cuando salía el bueno de Tardà con aquello de "mort al borbó", arenga que fue criticada ( con razón) desde todos los medios tanto estatales como catalanes, incluso el propio partido se desmarcó de su hooligan más entrañable con una nota pública de disculpa.

Pues bien, el PP da la sorpresa y empata el partido, saca a un ariete veterano y marca un golazo en campo contrario, el Sr. Fraga, por llamarle de alguna forma, propone "colgar a los nacionalistas de algún sitio".

La diferencia esencial entre ambas declaraciones, es que en Catalunya se censuraron las del Sr. Tardá de forma unánime, incluido su propio partido, y ante las del Sr. Fraga se ha producido un " cómplice" silencio en los medios afines y en el propio Partido Popular. Otra diferencia, es que la Fiscalía de la Tribunal Supremo está investigando si las declaraciones del Sr. Tardà pudieran ser constitutivas de algún tipo de delito ( tiene cojones que la fiscalía tenga que investigar algo que con el simple ojeo del Código Penal podría dirimir), en cambio frente a las declaraciones del Sr. Fraga, no ha movido el culo ni el agente judicial del Juzgado de Paz de San Crispucio del Colmenar.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

LAS RECETAS DEL CAPITÁN ESPÁRRAGO

A partir de hoy, para incrementar la ecléctica imagen de este blog, quiero abrir un nuevo espacio que tiene pretensiones de continuidad, en honor a una vieja amiga, mallorquina de adopción, que me dio la idea en una conversación que tuvimos hace unas semanas.

Las viejas amistades no lo son por el mero transcurso del tiempo, sino por aquel buen sabor de boca que te dejan a pesar de los años, semejante al que se disfruta con el recuerdo de un gran vino, con sus notas avainilladas y su postgusto a roble americano. (Que sí Mon, que va per tú).


Ahí va:

ARROZ CON CONEJO, GARBANZOS Y SETAS.


Ingredientes para cuatro personas:

Un conejo cortado a trozos pequeños ( ajillo).
Un par de puñados de garbanzos castellanos ( no demasiados).
Un manojito de ajos tiernos ( si no es tiempo, pueden servir secos).
Un pimiento rojo ( por supuesto).
100 gramos de setas ( camagrocs, colmenillas o Boletus, abstenerse de poner champiñones , girgolas o níscalos)
Media cebolla.
Una taza de tomate triturado.
4 tazas de arroz bomba del delta del Ebre ( o de calasparra).
Aceite de oliva virgen extra.
Sal.
Pimentón dulce y picante al 50%.
Azafrán.
Una ramita de romero, una hoja de laurel y una ramita de tomillo.

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Poner a hervir en una olla con las hierbas, los garbanzos, y cuando les queden media hora de cocción, el conejo, sin que este se deshaga pues le queda media hora de cocción en la paella.
Cortar el pimiento y los ajos tiernos en juliana y saltearlos en la paella ( reservar).
Marcar el conejo hervido en la paella hasta dorarlo ( reservar).
Sofreir la cebolla picada y el tomate triturado.
Añadir las verduras, los garbanzos, el conejo y las setas al sofrito, y el arroz ( una taza por persona).
Añadir el caldo de los garbanzos y el conejo hasta cubrir.
Salpimentar con la sal y el pimentón y añadir el azafrán molido.
Dejar cocer a fuego intenso (rectificar de caldo cuando se acabe si el arroz no está en su punto y de sal).

El arroz debe quedar seco, como una paella valenciana.

NOTA: las setas pueden ser tiernas si es tiempo, o secas, en ese caso hay que rehidratarlas un par de horas antes. El “sucarrimat” del arroz ( pegado o requemado del fondo) es incluso conveniente según la más ortodoxa tradición valenciana ( pero sin que haya que llamar a los bomberos).


Aconsejo un rosado de Navarra bien fresquito para acompañar el plato… ( Cabernet rosado, cojonudo) o un buen cava rosado ( Codorniu rosé) para quien le guste el cava.


Buen provecho.

lunes, 8 de diciembre de 2008

LA MANADA (10)




Me abrió la puerta con una sonrisa maliciosa, una leve camiseta de tirantes acariciaba su piel y dejaba entrever unas curvas que el paso de los años habían ido pronunciando sin echar a perder la lozana firmeza de su juventud, sus labios eran dos perfectos corazones rojos que brillaban al reflejo de la luz del recibidor, y las interminables piernas nacían de unos estrechos shorts para acabar en lsus deliciosos pies de princesa, o al menos eso me parecían a mí.


Nos besamos igual que se besarían dos estrellas, fundiéndonos en una explosión de calor, nuestras lenguas se entrelazaban como bailarinas de capoeira y jugaban al escondite en los más recónditos rincones de nuestras bocas, sus manos empezaron a desabrochar los botones de mis vaqueros y las mías exploraban los vastos territorios de sus nalgas. Cogiéndome de la mano me llevó a su dormitorio, y lentamente fue quitándose los shorts mientras sus ojos me seguían de forma lasciva.


En ese momento abrió uno de los cajones de la cómoda, y sacó la pistola de su marido.



.- No te preocupes, está descargada, quiero que juguemos con ella.



Seguía sonriéndome, empezó a deslizar aquella Star reglamentaria por sus pechos como en un macabro rito que seguramente había practicado cientos de veces, un sensual movimiento de su lengua acariciaba su labio superior, era una constante invitación al juego, en tanto el pequeño cañón de acero recorría lentamente la distancia entre su ombligo y el monte de la Diosa del amor, adentrándose en su espeso bosque; Elvira gemía suavemente mientras sus ojos se cerraban abandonándose al frío placer. La observé unos minutos, durante los cuales me obsequió con una de las más tremendas escenas eróticas que cualquier hombre pudiera soñar. Cuando terminó me vendó los ojos con un pañuelo de seda negro, intenté protestar pero sus labios se encargaron de reprimir cualquier palabra que hubiera intentado expresar la más mínima objeción, y lo cierto es que cada vez estaba más excitado, me ató las manos a la cabecera de la cama con una cinta y follamos con la extraña sensación de estar a su merced, de no poder escapar a esa amazona que me montaba como quien monta a un potro salvaje. No recuerdo cuanto tiempo transcurrió, pero si que agotó todas mis fuerzas; de pronto se escuchó un golpe seco, y la detonación de un disparo que resonó en toda la habitación, la pistola había caído al suelo desde la cama y se había disparado, me solté como pude la cinta y el pañuelo, y la vi encima de la cama riéndose a carcajada limpia.



.- ¡Estaba cargada! Nos podíamos haber matado ¿te has vuelto loca?


.- Eres un mocoso, tienes tanto que aprender… lárgate a hacer los deberes del “cole”.



Aspirando suavemente el humo de un cigarrillo seguía riéndose como una niña traviesa mientras yo, asustado, salía corriendo del piso del coronel.


jueves, 4 de diciembre de 2008

FE, ESPERANZA Y ¿ CARIDAD?

El Papa insiste: "El matrimonio es entre un hombre y una mujer"

El Vaticano anunciaba esta semana que no apoyará la propuesta de Francia ante la ONU sobre la despenalización de la homosexualidad.

En una entrevista a la agencia católica francesa I.Media, el representante permanente del Vaticano ante la ONU, Celestino Migliore, explicó que el posicionamiento del Vaticano se debe a que dicha propuesta podría implicar "presiones" para los países que no reconocen los 'matrimonios' entre personas homosexuales.

Poco más tarde, el director de la sala de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, aclaró que esto no quiere decir que la Iglesia católica defienda la pena de muerte o la tortura contra los homosexuales.

( LA VANGUARDIA)


Este blogger se pregunta:

ante los miles de casos de homosexuales encarcelados en distintos países, ¿ que penas propone El Vaticano para esas personas, cadena perpetua, de 10 a 20 años de cárcel, inhabilitación para cargos públicos, ingreso en hospitales psiquiátricos ?

La jerarquía católica actual no deja de sorprenderme.


domingo, 30 de noviembre de 2008

LA MANADA (9)

Pronto llegaron las fiestas navideñas, en las últimas semanas la mujer del coronel y yo solo nos habíamos visto una vez al margen de nuestro primer encuentro, y fue en el ascensor cuando subía acompañada de su marido, un hombre maduro, de baja estatura, con un enorme bigote que se enroscaba en sus extremos como dos grotescos matasuegras. Don Leopoldo era un coronel de intendencia destinado en el Centro de Instrucción de Reclutas de Colmenar Viejo, su único vínculo con el espíritu de la milicia, era aquel uniforme caqui de paseo y la exhibición indecente del arma corta ( me refiero a su pistola reglamentaria), que ostentosamente mantenía colgada del cinto; he de reconocer que en mi inconsciencia juvenil nunca se me pasó por la cabeza que Don Leopoldo descubriera mis visitas a su dormitorio, ni la posibilidad de que aquella Star del 9 corto hablara por él.


El Coronel y su mujer vivían holgadamente de la retribución de aquel, y de las comisiones que recibía del estudio de fotografía que realizaba los retratos de los reclutas en su jura de bandera, "fifti fifti" eran las palabras que utilizó Don Leopoldo para cerrar el trato con el fotógrafo, "mordida" que utilizaba para cubrir los incontables caprichos de su esposa. Ella, una vez en el ascensor, del brazo de su marido y con una mirada complaciente, se dirigió a mi:



.- ¿ Como está tu tía Encarnación, Javi? Leopoldo, Javi es el sobrino catalán de Doña Leonor y Doña Encarnación.


.- ¡Coño, un catalán! Chaval, no te veo los cuernos por ningún lado.



Entre las virtudes (si es que existían) de Don Leopoldo, la diplomacia brillaba por su ausencia, si alguien era el prototipo de fascista en aquellos postreros años de la dictadura, ese era el Coronel, de sus fobias declaradas (rojos, masones y catalanes) estos últimos ocupaban el escalón más alto en su particular podio de elementos indeseables a extinguir. No acerté a responderle, la sola presencia de semejante puerco espín con una pistola colgada al cinto en un habitáculo de 1, 5 metros cuadrados era capaz de intimidar a cualquiera.



.- ¿Te quieres callar animal? No el hagas caso, lo dice en broma.


.- ¿ En broma? ¿ tu eres de los que hablan raro, o de los que hablan cristiano?


.- Cristiano mi coronel, católico, apostólico y romano.


.- Eso está bien chico, no hay en el mundo un honor más grande que el de ser español.



Afortunadamente para mi, el ascensor llegó al tercer piso y me despedí del coronel y de nuestra querida esposa, que me obsequió con un guiño descarado antes de que se cerrara la puerta. Decidí en ese momento que lo nuestro tenía que terminar, yo estaba enamorado de Loli y no tenía intención de jugar a ese juego nunca más.


Aquellas primeras navidades decidí pasarlas en Santa Rosa, necesitaba ver a Loli y que ella se diera cuenta que estaría allí en cada periodo de fiestas, que nuestra relación no tenía porque tener un punto final. Mi madre había preparado una enorme bandeja de canelones para celebrar la comida de mi primer día en casa y yo casi no probé bocado, mi pensamiento solo estaba en acercarme al bar Rute aquel domingo por la tarde y decirle a Loli que la quería y a pedirle que me esperara los años de mi ausencia durante la carrera. Me asomé a la puerta y cuando estaba a punto de entrar, por el cristal observé como apoyados en el futbolín, Loli y Edu se estaban besando. Un frío intenso me recorrió la espina dorsal mientras las lágrimas iban brotando de mis ojos, Pepe que estaba en la barra y me vio, salió corriendo y me llevó a empujones detrás del bloque junto al parque.



.- Javi olvídala… Edu ha reclamado lo que es suyo, es “ el jefe”, y tú sabías que esto tarde o temprano iba a ocurrir.



Pepe es de esas personas que a veces te sorprenden por su clarividencia, parece que nunca esté atento a nada, pero percibe los más nimios detalles, y como no podía ser de otra forma, se percató de los celos de Edu desde el día que presenté a Loli como mi novia a la pandilla. No sé por qué, pero le hice caso, pasé aquellos días encerrado en casa para deleite de mi madre que se desvivía por mis deseos, y regresé a Madrid con el juramento de no volver a ver nunca más a Loli, a Edu y al resto del grupo.


Pronto descubrí que uno de mis peores defectos ( y pecados) era no cumplir a rajatabla los juramentos; al siguiente día de volver, mi tía Leonor me pidió que subiera a casa del Coronel, Doña Elvira había recibido una carta del Ministerio de Economía y Hacienda y dado que yo estudiaba Derecho, le había pedido si podía explicarle de que trataba.


Recordé en ese instante una canción de Simon & Garfunkel que había sonado años atrás, y con una triste sonrisa subí a cumplir el encargo de Tía Leonor.

viernes, 28 de noviembre de 2008

DOÑA ESPERANZA ¿ NO SE OLVIDA UD. ALGO?




Esperanza Aguirre, como ser humano, tiene toda la legitimidad y no solo eso, también mi comprensión y apoyo en salir pitando de la refriegade Bombay. Nadie está obligado a ser un héroe y mucho menos un mártir.

Dicho esto, sí está obligada por su cargo institucional y por una cuestión de orden solidario y moral, una vez puesta a salvo en otro lugar de la ciudad, una ciudad que por otro lado seguía una vida normal en todos los distritos no afectados por los atentados igual que Madrid en el 11M, a no abandonarla con los cuatro cargos políticos que la acompañaban en el primer vuelo, y dejar tirados a funcionarios, periodistas y demás acompañantes de su delegación.

Muy reveladoras las declaraciones del eurodiputado Ignasi Guardans esta tarde, afectado como ella por los atentados, que dejó entrever el malestar de algunos miembros de la delegación de Doña Esperanza con la rápida repatriación de esta.

El instinto natural de supervivencia, no está reñido con la solidaridad y el deber de estar con tu gente en los momentos difíciles, y más si algunos se habían quedado en el hotel en el que todavía estaban los terroristas disparando.

Doña Esperanza , siendo la Presidenta de la C.A.M. Ud. tiene una serie de obligaciones que van en el cargo, y una de ellas es velar por la seguridad de las personas que le acompañan en sus viajes, y estar con ellos en los momentos difíciles, no salir corriendo, pero si me apura, Ud. que pretende liderar el principal partido de la oposición, y por tanto aspirar a la presidencia del gobierno, ha perdido una gran oportunidad de reivindicarse como una "lideresa" mundial, gestionando la repatriación de decenas de compatriotas que estaban en una situación dramática, en lugar de correr a cambiarse las medias manchadas de sangre.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

LA ASTRONAUTA PERDIÓ LA BOLSA DE LAS HERRAMIENTAS.

Durante un paseo espacial la astronauta Heidemarie Stefanyshyn Piper, perdió la bolsa de las herramientas con las que reparaba una avería en el transbordador espacial. El incidente fue filmado en directo por las cámaras de la NASA.

Absténganse de hacer chanzas y chascarrillos con el asunto, piensen que peor hubiera sido darle los mandos de la nave.

martes, 25 de noviembre de 2008

sábado, 22 de noviembre de 2008

LA MANADA (8)



Si tu nombre es Elena y te envia el destino
te convierto en estrella de mi copa de vino
si declaras la guerra a mi corazón
y me haces daño, te convierto en canción.

Juan Perro.



Pasaron más de tres meses, y mi vida en Madrid se volvió mucho más ordenada de lo que pensé en un primer momento, el ritmo de estudios en la facultad de Derecho de la Complutense me sumergió en una espiral de clases diurnas y noches de pasar apuntes a limpio; no conocer a nadie en la ciudad y ser un tipo aplicado, me facilitaba centrarme en mi objetivo, que era renovar la beca, por otro lado, la tranquilidad que me ofrecía residir en casa de mis tías, tan alejada del bullicio de los pisos de estudiantes y de las residencias universitarias, me permitían concentrarme en mi primer curso de Derecho.


Aquella tarde mis tías habían tenido que salir al médico para una revisión rutinaria de mi tía Encarnación, y yo me encontraba buceando entre las disposiciones del “Corpus Iuris Civilis” de Justiniano cuando sonó el timbre de la puerta, me levanté y abrí:


.- Hola, tú debes ser el chico de Barcelona, el sobrino de Doña Leonor.


Creí tener ante mí a una de las Venus más hermosas de la portada de mi manual de derecho Romano ¿me habrían causado las lecturas de los textos de Justiniano estas maravillosas alucinaciones? La observé unos segundos de arriba abajo, dándole un repaso visual que habría sonrojado incluso a cualquiera de las putas que diariamente me cruzaba en la calle Carretas al salir del metro, pero ella ni se inmutó, aguantó con una sonrisa espléndida mi inspección ocular. Era una mujer de unos treinta y tantos años, quizás cuarenta bien llevados, morena de manual, de ojos tan negros como mi aún ignorado porvenir, y con un cuerpo capaz de hacer detener a un tercio de la legión desfilando ante el Caudillo en el desfile de la victoria. Llevaba puesto un batín medio desabrochado que dejaba entrever el camisón de raso y unas enormes tetas que se mantenían erguidas a pesar de la edad y de la ausencia de sujetador, la melena estudiadamente alborotada y el rostro maquillado para la caza del pichón primerizo.Recordé en ese momento a mi profesor de historia del Instituto, un catalanista “ de la seba” como se suele decir, que fue expulsado de la docencia por decir cosas en clase como que “ en Madrid solo hay putas y militares”; ella, descartada su inclusión en la carrera militar, dado que por aquellos años todavía tan honorable institución no había sucumbido a las políticas de igualdad de género, tampoco parecía una muchacha de aquellas que fumaban y se dirigían a los hombres tuteándoles por la calle, así que pronto desveló el enigma.


.- Soy la vecina del cuarto, creo que no hemos coincidido nunca en el ascensor.


Seguro que no, tendría grabado en mi memoria aquel encuentro a fuego, semejante hembra no podía pasarme desapercibida.


.- Te he visto alguna vez, tu habitación da al patio de luces justo enfrente de mi cuarto de baño.


El morro que le estaba echando la señora era monumental, yo casi no podía articular palabra mientras mis ojos seguían inmóviles en aquel tremendo escote. Creo que acerté a decir que mis tías no estaban, pero era evidente que ella ya lo sabía.


.- Tengo un pequeño problema, la asistenta hoy tiene el día libre y el repartidor del butano me ha dejado dos bombonas en la puerta, no sé si estaré abusando de tu confianza, pero ¿podrías ayudarme a entrarlas en el piso?


Creo que logré balbucear un “por supuesto” tartamudeando entre las dos palabras, mientras cerraba apresuradamente la puerta del piso de mis tías de un golpe, sin percatarme que había dejado las llaves dentro. Ante mi cara de susto y al darse cuenta de mi descuido, la señora me dijo:


.- No te preocupes, puedes quedarte conmigo esta tarde hasta que lleguen tus tías, estoy sola, mi marido es Coronel del ejército y está de guardia, así que me harás compañía. Me llamo Elvira ¿y tu?


.- Javi, me llamo Javi.


Aquella fue mi mejor tarde en el foro, como se diría en el argot taurino, obviaré los detalles porque no creo que un caballero de mi edad deba alardear de sus grandes faenas de juventud, se podría decir que Elvira me dio la alternativa en el sexo; antes de ella había tenido la experiencia con la señora Puta de la calle Robadors, y el autoaprendizaje a dúo que practicábamos Loli y yo cuando encontrábamos un lugar escondido en el barrio, pero como aquella primera faena en "Las Ventas" ( que es como yo acabé llamando a la alcoba del Coronel y señora) ninguna.

viernes, 21 de noviembre de 2008

CHRISTINA ROSENVINGE ::: LDA versión KISS

A veces navegando, te encuentras de cara con tus demonios de juventud en forma de preciosa sonrisa, y cuando crees que ya les has vencido, te dan otro revolcón.

Si las músicas son estados de ánimo, esta es mi canción de la semana.

martes, 18 de noviembre de 2008

LOLITAS.





Si andas buscando lolitas, pornografía infantil y fotos de menores desnudos, y tu buscador te ha traído hasta aquí, has llegado al lugar adecuado.

Si has llegado hasta aquí estás de suerte porque voy a contarte una historia, la historia de millones de niños y niñas en el mundo que ven como su infancia es alterada diariamente por el consumo que tú haces de esas imágenes y vídeos. Niños y niñas que son sistemáticamente violados y a los que se obliga a prácticas sexuales no consentidas a edades en las que deberían jugar y descubrir la magia de la niñez. Y la culpa es en parte tuya, o mejor dicho, toda la culpa es tuya, sin tu consumo no habría negocio y sin negocio se evitarían el 80% de estos crímenes.

Podría contarte que tu IP es rastreada por los departamentos de delitos informáticos de todo el mundo, y que con toda seguridad algún día te cazarán, que perderás amistades y familia y verás como eres despreciado por la sociedad al haber cometido tan execrables prácticas, pero estoy seguro que ya eres consciente del riesgo que corres, y aún así lo corres. Sería muy ingenuo por mi parte pensar que voy a convencerte con unas pocas palabras de que cometes un terrible error.

Pero no quiero que te centres en el peligro que para tu vida, libertad y estabilidad familiar supone que seas detectado, hoy quiero que pienses en tus hijos si los tienes, en los pequeños que están siendo forzados para que tú sacies tus instintos durante unos minutos ante la pantalla de tu ordenador, de la niñez perdida, te quiero hablar de miles de niños que precisan atención psiquiátrica de por vida, a los que el disfrute del sexo adulto y libre se les veda por los terribles traumas que arrastran desde su niñez, de los miles y miles de menores esclavos sexuales en África y el sudeste asiático, obligados a prostituirse en beneficio de turistas occidentales, de los niños soldados y de las niñas esclavas de grupos paramilitares.

Hoy, cuando faltan dos días para el día 20 de Noviembre, Día Internacional de la Infancia, pretendo que reflexiones sobre todo esto, y que si has llegado hasta aquí no sigas. Ya has llegado demasiado lejos, pero todavía estás a tiempo de dar la vuelta a tu vida y empezar a comportarte como un ser humano.


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Reproduzco un pequeño cuento que escribí hace unos meses y que creo puede ayudar en esta campaña, a concienciar del preciado tesoro que es la infancia, ese periodo mágico de nuestras vidas del que nadie debería despertarnos antes de tiempo.




EL PAÍS DE NUNCA JAMÁS.


Hoima, aquella madrugada escuchó ruido en el exterior de la casa donde vivía con su familia. Un grupo de más de veinte hombres armados entraron en la vivienda y separaron a las mujeres de los hombres; su padre y hermanos fueron sacados al exterior y tiroteados junto al pequeño huerto familiar, su hermana y su madre violadas y asesinadas ante sus ojos por una turba de hombres poseídos por el alcohol y la guerra. A ella una niña de apenas 8 años la secuestraron para ser utilizada como esclava en un destacamento rebelde cerca de la frontera Ugandesa. Hoima recordó aquel viejo cuento que le contó la madre Dominique en la misión católica, y para no perder el camino de vuelta a su aldea cogió un puñado de piedras que fue soltando desde lo alto del camión militar hasta que se terminaron unos kilómetros después.

Su vida junto a otras 5 niñas secuestradas en su misma aldea, se convirtió en un pequeño infierno cotidiano; cocinaba, lavaba la ropa de más de doscientos hombres, limpiaba los fusiles, cargaba cajas de munición en las largas marchas. Otros niños de más edad eran instruidos en el manejo de las armas y tras ser sometidos a una programación para matar, transformados en bestias asesinas. Cual absurda cenicienta intentó por todos los medios encontrar ese hada madrina que cambiase alguna de aquellas calabazas que los hombres traían a veces requisadas de pequeños campesinos de la zona, en una enorme carroza, y las ratas del almacén de provisiones en caballos que la sacaran de allí, pero toda esperanza era en vano, nunca acudió en su ayuda ningún príncipe y los largos años iban transcurriendo en aquel cochambroso campamento; solo el recuerdo de los cuentos de Sor Dominique le abstraía de tanta miseria y dolor.

Una noche después de beberse unas cajas de whisky que habían robado en el poblado, un grupo de hombres la emborracharon y se la llevaron a un bosque cercano, fue violada por todos ellos y golpeada de forma brutal hasta morir; acababa de cumplir los 12 años.

De pronto se vio flotando en el cielo y recordó aquellas palabras que Peter Pan le dirigió a Wendy:

.-piensa cosas maravillosas y ellas te elevarán por el aire.

Y escapó, escapó volando dejando atrás aquel cuerpo de niña mancillado, roto por la desesperación y por el trabajo. Olvidó a aquellos salvajes que minutos antes habían saciado sus instintos con ella, y con una sonrisa de la mano de su vieja profesora Sor Dominique, acompañada de Peter Pan, Wendy, campanilla y la pandilla de los niños perdidos , puso rumbo hacía el país de nunca jamás.

domingo, 16 de noviembre de 2008

LA MANADA (7)



El tren llegó a la estación casi de madrugada; la estación de Atocha era una enorme estructura de acero en forma de bóveda de media caña repleta de personas incluso a aquellas tempranas horas, soldados que iban y venían por los andenes, viajantes que con sus voluminosas maletas repletas de muestrarios descendían del tren a toda prisa, y un mosaico de gente esperando en el andén. Me encaminé hacía la puerta arrastrando la maleta y una bolsa de plástico, cuando vi a dos mujeres de edad avanzada acercarse a mí:


.- tu debes ser Xavier, eres igual que tu padre. Soy tu tía Leonor ¡ Hace tantos años que no te habíamos visto, por Dios como has crecido!


La tía Leonor era una prima soltera de mi padre que vivía en Madrid con su hermana Encarnación, tendría una edad indeterminada entre 65 y 75 años, y su hermana los 50 y tantos, esta última tenía una discapacidad física, era sordomuda de nacimiento, y la tía Leonor se sintió obligada a "cuidar" de ella desde que murió su madre. Ambas vivían en un espacioso piso cerca de la puerta del Sol, en la calle Príncipe, a pocos minutos en taxi de la estación. Al llegar a la finca, el portero ante mi perplejidad cogió mi maleta y la subió por las escaleras hasta el tercer piso ,mientras mis tías y yo subíamos en un elegante ascensor de madera y espejos. Las tías vivían de unas confortables y substanciosas rentas que les había dejado su padre, un indiano que hizo fortuna en Cuba antes de la revolución castrista, y que regresó cuando el régimen de castro le expropió todas las haciendas y tierras que poseía en La Habana. Su posición desahogada se reflejaba en la decoración del piso, muebles de estilo español de oscura madera trabajada, alfombras persas y un enorme espejo veneciano en el recibidor, el distribuidor era un largo pasillo con habitaciones a ambos lados que desembocaba en un salón espectacular rodeado de grandes vidrieras que daban a un balcón principal; del techo del salón colgaba una lámpara de lágrimas de cristal bellísima ,a la que le faltaban algunas debido a su antigüedad y probablemente a la dejadez de mis tías. Toda aquella casa tenía un aspecto elegante pero decadente, como un viejo noble arruinado.


.- Esta será tu habitación, puedes dejar la maleta y la asistenta te ordenará la ropa en el armario.


La habitación era tan grande como nuestro piso de Santa Rosa, o al menos eso me parecía a mí. Una cama niquelada de matrimonio presidía una estancia en la que se ubicaban dos mesitas de noche de estilo victoriano, una cómoda a juego, el armario enorme de cuatro puertas y un escritorio-librería con un sillón forrado de terciopelo marrón. El suelo estaba formado por losas cerámicas que conformaban unos dibujos florales, y que por el transcurso del tiempo habían perdido el brillo original. Lo cierto es que quedé deslumbrado, nunca había estado en una casa como aquella.


Madrid era una ciudad llena de claro-oscuros en aquellos años, la primera sensación fue el olor, un fuerte olor a café quemado y a fritos inundaba las calles que rodeaban la Puerta del Sol. Mis iniciales paseos se limitaban a caminar por la plaza y observar aquel enorme y viejo reloj que tantas veces había visto en televisión la noche de fin de año, recorrer la carrera de San Jerónimo, sentarme junto a los leones de Las Cortes y tomarme un bocadillo de calamares en la plaza Mayor. Todo era tan exótico para un pobre chico catalán de pueblo…


.- ¡Pss chaval! ¿Has visto esto alguna vez?


Me acerqué a un corro de gente que apostaban a un extraño juego, en el que un enjuto hombre con una gorra calada hasta las cejas, hacía correr un garbanzo entre tres cáscaras de nuez para esconderlo en el interior de una de ellas, el hombre que me había llamado me dijo que era fácil ganar unas pesetas si eras rápido con la vista.


.-Cinco duros la apuesta chaval.


Estuve observando durante un buen rato como un viejo gitano le ganaba al tipo de la gorra cada vez que apostaba, lo cierto es que se veía fácil acertar donde estaba el garbanzo, y al final me decidí a apostar. Era evidente que el improvisado coupier no era muy hábil con las manos.Perdí los veinte duros que me había dado tía Leonor para desayunar entre las risotadas de la concurrencia y me di cuenta que tenía muchas cosas que aprender si quería sobrevivir cinco años en Madrid.


Mientras, en el music-box de un bar sonaba Angie de los Stones, y mi mente volaba otra vez hacia el Bar Rute.





viernes, 14 de noviembre de 2008

EL AMARGO VIAJE A NINGUNA PARTE.





El ex dirigente socialista
Joaquín Leguina tacha en su blog (www.joaquinleguina.es) de "mentirosos y calumniadores" a quienes vienen asegurando que la amnistía general decretada en 1977 fue una forma de "amnesia" hacia las víctimas del franquismo y cuestiona que el juez "Garzón y sus mariachis" estén ahora tratando de imponer su memoria.

Asimismo, el político califica al periodista de La Ser y El País, Josep Ramoneda, de “predicador”. Leguina lanza una pregunta retórica a Ramoneda : “¿Dónde estaba este progre a la violeta mientras los demás hacíamos lo que podíamos?”

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Es desesperantemente triste observar como un hombre con el currículum de Joaquín Leguina ha entrado en esa deriva personal que le lleva a descalificar de forma burda y maliciosa a personas como Garzón o Ramoneda, con la única finalidad de castigar con la carambola, a quien considera su gran enemigo y el causante de todos sus males, el presidente Zapatero.

Las descalificaciones son burdas en tanto que llamar “Garzón y sus mariachis” y “progre a la violeta” no son formas propias de una persona con su bagaje intelectual, y además son maliciosas, porque un hombre con el poso académico de Joaquín sabe, y nadie debería recordárselo ni siquiera en un sitio tan modesto como esta bitácora, que los “crímenes de lesa humanidad” no están amparados por amnistías ni prescriben, según lo establecido por el Estatuto de Roma. Pero aún en el supuesto ( dudoso) de no aplicabilidad de la ley penal internacional, un juez está siempre obligado a investigar unos hechos con visos de certidumbre que provengan de una denuncia; otra cosa distinta será la exigencia o no de responsabilidades penales a las personas que cometieron dichos crímenes, pero la investigación y búsqueda de los cuerpos y fosas no solo es un derecho que los familiares de las víctimas tienen, es un deber que se ha de exigir a toda sociedad con un mínimo de decencia para con sus ciudadanos. Una decencia que como en un sistema de vasos comunicantes, en el caso del señor Leguina se ha ido convirtiendo en inquina, aumentando el volumen de esta última y descendiendo el de la primera.

Ya está tardando Sr. Leguina en coger el amargo camino a ninguna parte de Gotzone Mora, Cristina Alberdi y Rosa Díez, uno debe ser consecuente con sus ideas y no permanecer ni un segundo de más en el lugar equivocado.


jueves, 13 de noviembre de 2008

LA PETITA ZEBRA.



La meva filla va voler que li expliqués un conte mai contat:



Fa molts i molts anys, totes les zebres eren de color negre i vivien en el país de les zebres, un regne ple de camps d´herba on podien menjar i viure sense que ningú les molestés.

Un dia va arribar al regne de les zebres un gran Lleó. El Lleó cada dia anava al lloc on vivien les zebres, y s´en menjava una. Les zebres espantades per la presencia del lleó, van convocar una reunió per mirar de trobar solucions. Una de molt vella i amb molta experiència va dir que el millor que podien fer totes era marxar a un altre lloc, i buscar noves pastures on no hi anessin els lleons, les demés no hi van estar conformes perquè al regne de les zebres hi havia molta herba per menjar i a més era el seu país. Una altre de molt forta i valenta proposà enfrontar s´ hi i defensar-se a coces amb les potes, però tothom va estar d´ acord en que el lleó era molt mes fort que les zebres i enfrontar s´ hi encara l´ enfurismaria més.

Llavors una petita zebra molt llesta va tenir una idea.

.- Si mireu a l´horitzó veureu que les herbes dels prats semblen milers de ratlles que es mouen al compàs del vent. Potser si ens pintem el cos de ratlles, el lleó que te la vista molt dolenta, ens confondrà amb les herbes i passarà de llarg.

Totes les zebres van posa-se a riure i es burlaven de l´idea de la petita Zebra, que trista i avergonyida s´allunyà del grup. Però com que era molt tossuda en arribar al riu, en un lloc on el fang era de color blanc, es va anar pintant unes ratlles blanques per damunt de tot el cos.

En aquell moment va arribar el Lleó i totes van fugir, menys la petita zebra que molt espantada es va quedar quieta al ben mig del camp, li tremolaven les cames i la por no la deixava moure del lloc. Les demés la van veure i la cridaven perquè es posés a corre, però la petita zebra es quedà paralitzada mentre el Lleó s´acostava perillosament. En arribar al seu costat el Lleó no la va veure, va confondre les ratlles del seu cos amb les herbes dels camps i va marxar amb un pam de nas.

De ençà que les zebres tot i que neixen de color negre es pinten el cos amb ratlles blanques, i als lleons els hi costa molt veure-les entre els matolls del camps.

De vegades una petita idea es mes poderosa que la força d´un lleó.


Vet aquí un gos, vet aquí un gat aquest conte s´ha acabat.

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Mi hija me pidió que le contara un cuento que nunca se hubiera contado.


Hace muchos muchos años,
todas las cebras eran de color negro y vivían en el país de las cebras, un reino lleno de campos de hierba donde podían comer y vivir sin que nadie las molestara.

Un
día llegó al reino de las cebras un gran León. El León cada día iba al lugar dónde vivían las cebras, las atacaba y se comía una. Las cebras asustadas por la presencia del enorme felino convocaron una reunión para encontrar soluciones. Una cebra muy vieja y con mucha experiencia, dijo que lo mejor que podían hacer todas era marcharse a otro lugar y buscar nuevos pastos donde no hubieran leones, el resto no estuvo de acuerdo, porqué en reino de las cebras había mucha hierba para comer y además era su país. Otra muy fuerte y valiente, propuso enfrentarse al león y defenderse a coces con las patas, pero todo el mundo estuvo de acuerdo en que él, era mucho mes fuerte que las cebras y que plantarle cara todavía le enfurecería más.

Entonces
una pequeña cebra muy lista, tuvo una idea.


.- Si miráis al horizonte veréis que las hierbas de los prados se asemejan a miles de rayas que se mueven al compás del viento. Quizás si nos pintamos el cuerpo de rayas, el león que tiene la vista muy mala, nos confundirá con las hierbas y pasará de largo.



Todas las cebras se pusieron a reírse, y se burlaban de la idea de la pequeña Cebra, que triste y avergonzada se alejó del grupo. Pero como era una cebra muy terca al llegar al río, en un lugar dónde el barro era de color blanco, se fue pintando unas rayas blancas en todo el cuerpo.

En aquel momento llegó el León, y todas las cebras huyeron menos la pequeña cebra que muy asustada se quedó quieta al bien medio del campo, le temblaban las piernas y el miedo no le dejaba moverse del lugar. Las demás la vieron y le gritaban para se pusiera a salvo, pero la pequeña cebra se quedó paralizada mientras el León se acercaba peligrosamente. Al llegar a su lado no la vio, confundió las rayas de su cuerpo con las hierbas de los campos y se marchó con un palmo de narices.

Desde entonces las cebras aún naciendo de color negro se pintan el cuerpo a rayas blancas, y a los leones se los cuesta mucho verlas entre los arbustos del campo.



A veces una pequeña idea es más poderosa que la fuerza de un león.



Y colorín colorado este cuento se ha acabado.