miércoles, 15 de julio de 2009

LA MANSION DEL TERROR.



La noche se había cerrado en una oscuridad siniestra, solo rota por los fantasmagóricos destellos de los relámpagos. Era más de medianoche y la tormenta caía sobre la casa del lago como un Armagedón bíblico; el estridente retumbar de los truenos aturdía por momentos los sentidos, dejando al descubierto nuestra vulnerabilidad.

Solía aparecer pasadas las doce. La casa del lago era su morada y regresaba para convertir nuestra vida en una pequeña franquicia del Averno. Acurrucadas en una esquina del desván, Alicia y yo nos abrazamos llorando al oír el rechinar de la verja del jardín; los pasos torpes del monstruo chapoteaban en los charcos mientras un sonido gutural brotaba de aquella fétida garganta. La bestia partió de una coz la puerta de entrada y gritando empezó a subir las escaleras hacia nuestra escondite. Los vetustos peldaños de madera crujían a su paso como un preludio siniestro de la tragedia.

Nunca había visto a Alicia tan asustada, miré su carita de ángel y aquel terror reflejado en sus ojos me convenció por fin de la imperiosa necesidad de luchar por nuestra vida.

Cuando abrió la puerta del desván, Carlos empezó a desabrocharse los pantalones iniciando el mismo ritual de todas las noches que llegaba borracho del bar. Intentó pegarme como hacía siempre antes de acercarse a Alicia, pero esta vez me abalancé sobre él y le clavé en el cuello un enorme cuchillo de cocina que tenía escondido bajo la alfombra. Pude ver como se desangraba en un rincón de la habitación; intentaba articular alguna palabra y su mirada implorada una piedad que nunca había tenido con nosotras. Lentamente su vida se fue extinguiendo ante nuestra presencia.

En silencio esperamos la llegada de la policía, y Alicia por primera vez en muchos meses se durmió tranquila en mis brazos. Nunca más desde aquella noche hemos regresado a la casa del terror.

7 comentarios:

la granota dijo...

Caray!

RAMON MUNTAN dijo...

¡Ápala pues!

Mercedes dijo...

Esta muy bien. Me la he leído dos veces porque al principio creí que era un cuento de niños y los protagonistas un hombre y una mujer. En tus cuentos siempre hay que llegar al final con los ojos abiertos para las sorpresas de última línea.

kiko dijo...

pues nada... un hijoputa menos¡¡¡

muy bueno cap.

Robert dijo...

...joer!!!!!!, efectivamente, uno tiene que llegar hasta el final para el giro...definitivo!

Ío dijo...

Pues me ha pasado lo mismo que a Mercedes, creí que iba a ser otra cosa.
Un giro en el final, inesperado, Capitán.
Muy buen relato, a ver si un día esa "raza" se extingue en la tierra.

:)
Ío

Ender dijo...

Buen giro, esperaba una lovecraftiana, pero de un monstruo se trataba, al fin y al cabo.