lunes, 26 de enero de 2009

LA MANADA 13






Los años pasaron tan deprisa como los acontecimientos que se precipitaban en nuestro pequeño país, la muerte del dictador abrió la puerta a una incipiente apertura del régimen, que tutelada por su sucesor, permitió la legalización de todos aquellos grupos, grupúsculos y embriones de partidos políticos. La universidad se convirtió en un mitin permanente, y empezaron a aflorar las mezquindades, las traiciones y los golpes bajos entre todos aquellos camaradas de clandestinidad por un cargo o el número más alto en una lista electoral. Ernesto pronto fue blanco de los ataques de muchos de sus compañeros de una facción del partido Comunista reconstituido, y refundado en varias ocasiones, sus devaneos con las drogas fueron la excusa perfecta para que el sector crítico compuesto por una docena de compañeros le destituyera como primer secretario del comité central, también compuesto por media docena más de militantes de los 50 escasos con los que contaba la formación. Aquella traición empujó un poco más a Ernesto hacía la búsqueda de la evasión en multitud de sustancias de nombres cada vez más incomprensibles e inclasificables para mi.


Paradojicamente mi existencia no cambió en lo esencial, a mis clases de en la universidad le añadía los trabajos de becario que realizaba en el departamento de Derecho Penal de la Complutense, cobrando unos míseros emolumentos que indefectiblemente eran empleados en la partida de póquer mensual que se organizaba en casa de Ernesto. El primer jueves de cada mes, una vez cobrada la nómina de la universidad, nos reuníamos Ernesto, Alberto San Juan, profesor titular de Derecho Administrativo, y que años más tarde llegó ser Ministro de Administraciones públicas en el primer gobierno socialista, Andrés Higueras, catedrático de Filosofía del Derecho, que escribió varios libros excelentes sobre la materia, fue nombrado Presidente del Tribunal Supremo a principios de los noventa, y posteriormente asesinado por ETA en el año 96, y yo. A veces se nos unía un alumno de primer curso, Pedrito, amigo de Alberto, y según me había contado Ernesto, su novio; en aquellos tiempos las parejas homosexuales todavía disimulaban su relación, y más si eran profesor y alumno. No sé como, pero siempre perdía todo el dinero que jugaba en aquellas timbas, nunca conseguí aprender a jugar bien al póker, quizás por eso siempre se me dieron mal los faroles , precipitando mi actual desastre; las partidas siempre terminaban cuando Ernesto dejaba de sostenerse en la silla, y teníamos que acompañarle y depositarlo encima de la cama, o cuando yo había perdido todo el dinero de mi modesta remuneración universitaria.


Al licenciarme, empecé a compaginar mi trabajo de becario en el departamento, con una pasantía en el bufete de abogados “Quintana & Redondo abogados asociados”, un despacho penalista donde también ejercía Ernesto desde hacía años (quien me recomendó). Juan Quintana era el prototipo de abogado marrullero, hecho así mismo, carne de juzgado como se suele decir en el argot de la profesión. Era un hombre tosco, que trabajaba poco y mal, a quien Ernesto le sacaba las castañas del fuego día sí, día también. En cambio su socio, Nicolás Redondo, era un ejemplo de pulcritud procesal, a pesar de formar sociedad con semejante crápula, Redondo tenía un merecido prestigio entre los colegas; había sido juez hacía años, y las malas lenguas decían que abandonó la carrera a raíz del proceso de Burgos. El resto del bufete lo formábamos Ernesto, Encarnación, una especie de "señorita Moneypenny" que llevaba todo el control de los asuntos,y yo mismo.



Nunca dejé de ser fiel al idealizado recuerdo de Loli, no por falta de oportunidades, ya se sabe que el becario de un departamento universitario es siempre una pieza codiciada por las alumnas de primer curso; cualquier hombre que pululara por los despachos, aunque solo fuera para hacer fotocopias y corregir algún examen estaba envuelto en una extraña aura de misterio y seducción para algunas de aquellas muchachitas recién llegadas al campus. He de reconocer que sucumbí más de una vez a la tentación, pero evité que mi corazón se abriera a nadie que no fuera Loli, y como en cuestiones de sexo mis necesidades estaban cubiertas con las visitas que semanalmente realizaba al piso de la mujer del Coronel, mi amor por aquella niña que había dejado cinco años atrás en Santa Rosa continuaba intacto.

9 comentarios:

Robert dijo...

...cortar, pegar y pal zurrón,...esta me la leo entera,...

gracias mi capitan, por compartir este relato tan...suyo.

RAMON MUNTAN dijo...

Me da una cierta vergüenza colgar el capítulo del folletín detrás de un cuento de Poe, pero es lo que hay.

;)

Una abraçada, Robert.

kiko dijo...

Ya se zampó la carrera?, jo, yo creí q se iba a desfasar un poco más en los años de facultad... bueno se prevee un salto atrás en busca de loli, no?

grácias por la nueva entrega¡¡

;)

Anónimo dijo...

Pues yo ya no sé si este relato es suyo- del capi- es un poco nuestro o tiene vida propia y no es de nadie.

A veces tengo la sensación de que Javier va creciendo y es como esos hijos adolescentes que se hacen mayores sin que sus padres se den cuenta. Y al igual que ellos no les cuentan directamente su vida por entero a sus padres, Javier no nos la cuenta a nosotros. Nos vamos enterando poco a poco, a retazos. Como los padres de esos adolescentes, nos enteramos que tiene novia porque un día se pasa dos horas en el baño peinándose el flequillo y echándose colonia. Aquí nos enteramos de su sufrimiento o de sus sentimientos por los hilillos que va soltando entre encuentro y encuentro con otros personajes. Yo creo que por eso nos tiene tan intrigados, por eso nos gusta tanto. Sabe mantener el misterio

Niña hechicera dijo...

¿Folletín?...en fin,qué poco lo valoras ,Captain,a mi me gusta más que el anterior...y soy totalmente sincera.

Gracias.Esperaba impaciente;)

Anónimo dijo...

Se lee fácilmente, me sigue gustando. Por qué no se olvida de su primer amor? Son espejismos de juventud, miedo a cortar el cordón umbilical con su pasado?

Ja, ja, ja... yo hubiese puesto la mano en el fuego asegurando que jugaba bien al póker, poniendo cara de y, tirándose faroles. Me imaginaba que esa maña le hubíese ayudado a sobrevivir en La Manada.

En cuanto a este fin de semana. Robert, me sentí un poco mal cuando leí lo que habían escrito en el otro lado. Más que nada porque siempre te ví defendiendo lo indefendible, portándote como un caballero. Por ejemplo, lanzando bonitas palabras a Mercedes cuando se raya la mala educación y la falta de respeto hacía su persona. Por eso me sorprendió algún que otro comentario de gente que conocemos y que me cae bien como Pablo. Y entendible teniendo en cuenta tu respuesta. Cada uno es libre de lanzar su opinión, pero creo que a veces tenemos que tener en cuenta ciertos límites y hay que poner las cosas en perspectiva, tomando todo en su justa medida. Quizás haciendo una broma o de otra forma, pero no echando más carne al asador. Espero haberme explicado correctamente esta vez.

RAMON MUNTAN dijo...

Rose...

folletín porque es un texto que está presentado en entregas, como aquellos folletines decimonónicos que aparecían en los periódicos, no pretendía ser un menosprecio a un texto al que tengo mucho cariño, vosotros habéis hecho que le coja cariño.

Ale, eso me gustaría saber a mí, por qué no olvida... a lo largo de la vida lo vamos perdiendo todo, el pelo, la agilidad, la vista, las personas queridas, pero la memoria sigue con nosotros casi hasta el final, como una especie de notario coñazo que va dando fe de nuestros actos pasados.

Si pudiéramos perder selectivamente aquella parte de la memoria que nos causa dolor, probablemente no harían falta los psicoanalistas.

Robert dijo...

Ale, no solo te has explicado perfectamente sinó que creo que te entiendo y lo que dices es verdad. En cuanto a mi comentario respecto a Mercedes debes entenderlo como algo egoista por mi parte. No pretendia nada mas que decir lo que tu acabas de hacer (escribir) mucho mejor,...chapeau!
De todas formas no quisiera irme a dormir sin recalcar que estamos ante un hecho histórico J.C.Calderon está a punto de batir el récord de tiros libres consecutivos en la NBA. Calde!!Calde!!,Calderon....de la barca.
Mi capitan he oido decir que el Boss ha sacado un disco nuevo,..no sé, digo yo... que un post seria lo suyo no ? :)

Anónimo dijo...

Vale Robert. Por cierto he intercambiado un par de mensajes con Pablo y (aprovecho pa'saludar) le envio un saludo desde aquí. Dios, necesito más horas al día y una sesión de relajación pero ya!

La justiciera.