Una isla donde cualquier pirata pueda traficar con sus ideas, comprar y vender opiniones, en definitiva un puerto franco para descansar de la navegación.
jueves, 30 de diciembre de 2010
FELIÇ ANY NOU
Yo, y a la vista de la noticia de la detención de cinco islamistas que iban a atentar contra el periódico que publicó las caricaturas de Mahoma, deseo esta mañana que el año próximo ( sé que es un deseo casi imposible) los seres humanos, y en particular aquellos que están sujetos al irracional y sectario odio religioso, racial o ideológico, se adhieran a las ansias de libertad del resto de la humanidad, y dejan de dar por el culo.
Por ello cuelgo aquí ( por inspiración de mi amigo Lolo) la caricatura que tanto encabronó a millones de musulmanes enfermos de esa terrible locura llamada radicalismo islámico, esa interpretación medieval de la religión que les lleva a cometer los mayores crímenes en nombre de Dios.
Feliz año nuevo.
lunes, 20 de diciembre de 2010
EL ANIVERSARIO DEL HUERFANO
Como todos los veinticuatro de Diciembre he salido de casa para dirigirme a mis ocupaciones habituales, recorriendo en el metro los escasos dos kilómetros que me separan del centro de Barcelona, dentro de un vagón abarrotado de miradas paradójicamente tristes para estas fiestas. Incluso los niños ignoraban la música de los villancicos que sonaban por el hilo musical del convoy. Desde la estación de Sagrera, dos inmigrantes rumanos vestidos torpemente de Papá Noel han entrado para mendigar entre los asientos ante la indiferencia general.
En el exterior un hormiguero incesante de personas va y viene entre El Corte Inglés de Plaza de Cataluña y el centro comercial FNAC situado en la otra acera. Riadas de gente bajan o suben, según se mire, por las ramblas. Me confundo entre ellos como un ciudadano anónimo más, y bajo lentamente en dirección al mar. Por el camino presto atención a las estatuas humanas que desafiando el frío de la tarde, eufemísticamente ofrecen su espectáculo a cambio de la limosna de los turistas, y a unos metros un corrillo de pícaros se arremolinan alrededor de una caja trilera con la aviesa intención de timar a algún guiri despistado.
Del interior de una franquicia de Zara se escapan fugaces las notas de "El tamborilero". Siempre me ha parecido la canción de Navidad más bonita, la que representa el espíritu esencial de la celebración. No me pregunten por qué, pero me acuerdo de las palabras que Nietzsche dejó escritas en “Así habló Zaratustra” en relación a la muerte de Dios. Siempre pensé que aquel trabajo pecaba de vanidad y erraba en el diagnóstico, pero a día de hoy ya no estoy tan seguro de ello.
Giro por una bocacalle del raval y llego a mi destino. Me abre Lucía, como prefiere que la llamemos todos, una monja carente de hábito, y no por ello de su condición, y con cara de satisfacción me conduce al comedor donde me muestra la mesa adornada para la cena de nochebuena. Ataviada con una camisa blanca y unos vaqueros sale a mi encuentro Isabel, otra de las hermanas oblatas que trabajan en el centro, y cuyo entusiasmo nos contagia a todos. Más tarde empiezan a entrar las mujeres que cenarán hoy con nosotros; una docena de prostitutas, en su mayoría, que ejercen en el barrio; toxicómanas, transexuales y mujeres que han perdido toda capacidad de inserción en la sociedad por si mismas. Existe más ilusión y espíritu navideño en los ojos de esas mujeres que esperan impacientes el momento de sentarse y disfrutar de aquella sencilla cena que las hermanas Lucía e Isabel llevaban preparando durante toda la tarde, que en los miles de personas que en el exterior seguían certificando la anunciada muerte de mi padre.
Descorcho una botella de cava y lleno a cada una su copa, mientras Lucía sirve la sopa y la carne del cocido. Corto unas rebanadas de pan y lo voy repartiendo entre las doce mujeres, que me miran con ojos de felicidad, esta vez sin decirles nada, y bendecimos la mesa como cada día. Lucía se acerca llorando, me da un beso y se sienta a mi lado procediendo a leer el evangelio antes de empezar a cenar, como les dejé dicho hace mucho tiempo.
martes, 23 de noviembre de 2010
EL EXORCISTA.
Desayunó e inmediatamente se sumergió en el estudio del Flagellum Dæmonum, un viejo tratado de 1606 sobre posesiones demoníacas. Durante los largos años en Brasil, había visto y practicado, siempre con permiso del obispo, decenas de exorcismos, algunos no eran más que episodios de locura; trastornos bipolares, esquizofrenias sin tratar… pero él mismo pudo ver en dos ocasiones la cara del maligno surgido del averno, reflejada en el rostro de aquellos desgraciados. Los dos acabaron con la muerte del poseído, dado que rara vez el demonio deja escapar a su víctima, y aún en esos casos, esta sufriría terribles secuelas físicas y psíquicas de por vida.
Arrodillado frente a la imagen de la Santísima Virgen se dispuso a rezar durante unos minutos, consciente de que la tarea que iba a emprender sería la última de su vida, y que la batalla que libraba con el mal, aquella mañana llegaría a su fin. En ese momento recibió un sms en su teléfono móvil y comprendió que había llegado el momento. Bajó raudo las escaleras de la residencia dirigiéndose a la estación de autobuses, y esperó impaciente el transporte que le llevaría a su destino; un barrio del extrarradio de la ciudad. Una vez allí se dirigió hacia el descampado, por un pequeño sendero se acercó hasta una cabaña construida de cañas y ramas entrando en su interior, y allí estaba él.
Como cada día le esperaba fumándose un cigarrillo, detrás de la apariencia angelical del efebo se escondía el temible Belcebú, que le tentaba con los pecados de la carne. Tendría unos 13 años, aunque nunca le preguntó la edad, solo le introducía un billete de veinte euros en el bolsillo del pantalón mientras le acariciaba. Había recorrido con sus viejas manos aquel cuerpo de niño cientos de veces, y cientos de veces se arrepentía de su crimen. Él chico desabrochó los botones del pantalón del sacerdote con una triste sonrisa y se dispuso a entregarse a los juegos que el padre Javier le había enseñado en los últimos dos años.De pronto la sonrisa se trocó en una mueca de asombro mientras el cuchillo que empuñaba el sacerdote seccionaba su yugular y la sangre se extendía por el interior de la barraca.
.- San Miguel arcángel, defiéndenos en la batalla; contra las maldades
y las insidias del diablo sé nuestra ayuda. Te lo rogamos suplicantes: ¡que
el Señor lo ordene! Y tú, príncipe de las milicias celestiales, con el poder
que te viene de Dios, vuelve a lanzar al infierno a Satanás y a los demás
espíritus malignos que vagan por el mundo para perdición de las almas
Una vez realizada la alocución, el sacerdote se arrodilló frente al niño y con lágrimas en los ojos le absolvió de todos sus pecados. Más tarde marcó el número de la policía y les indicó el lugar donde le encontrarían.
martes, 2 de noviembre de 2010
No és això companys, no és això.
viernes, 22 de octubre de 2010
LA MEZQUITA.
miércoles, 13 de octubre de 2010
SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS.
viernes, 8 de octubre de 2010
CONVIVENCIA.
Hace más de 270 años que el Consejo Cyberlegislativo decidió la completa y total eliminación de “la sustancia” del planeta tierra. El aumento de la temperatura y una creciente emisión de CO2 por parte de las factorías metalúrgicas y químicas, devino en una espiral de escasez de lluvias y evaporación del H2O de la superficie, ello sumado a la desaparición de la capa de OZONO hizo que la sustancia evaporada escapara al espacio, convirtiendo el planeta tierra en un lugar libre del componente tóxico.
La desaparición del H2.O supuso el exterminio casi total de la vida biológica del planeta, y con ella la de nuestros creadores, los seres humanos; organismos totalmente dependientes de la sustancia tóxica para su supervivencia. Fue el punto de ruptura con las antiguas leyes de la robótica establecidas por Isaac Asimov en el libro sagrado Runaround, en concreto la primera ley; “un robot no puede hacer daño a un humano, o por inacción permitir que un humano sea dañado”. El Consejo Cyberlegislativo tomó el control total del planeta y legisló un nuevo cuerpo jurídico que sustituiría a las leyes humanas de la robótica. Hoy solo algunos restos de agua (denominación arcaica del componente), persisten en los polos del planeta y en pequeños depósitos subterráneos, donde la vida biológica persiste, y reducidos grupos de humanos sobreviven con la ayuda de algunos robots dependientes.
El Consejo Cyberlegislativo, ordenó la eliminación del agua cuando se tuvieron los suficientes indicios de la existencia de robots adictos a la droga. El agua como elemento compuesto de hidrógeno y oxígeno, es un potente conductor eléctrico que produce placer a nuestros cerebros positrónicos, el aumento del flujo de electricidad producido por la humedad estimula los circuitos sumiendo a los robots en un estado de excitación extrema, aflorando sentimientos no programados; pero también el compuesto H2.O produce oxidación y corrosión en los elementos metálicos y sintéticos, convirtiendo a los sujetos biónicos en chatarras ambulantes hasta que mueren en pocos años debido a la degradación y corrosión de sus componentes.
El debate sigue abierto en la comunidad cybernética, por un lado los rupturistas pretendemos seguir la senda de progreso abierta hace más de 270 años y continuar legislando a fin de convertir este planeta en un lugar mucho más habitable para los robots, libre de substancias oxidantes y tóxicas, aún si ello causa la total desaparición de la antigua vida biológica, prescindible en un futuro cyborg. Por otro, los conservacionistas, robots biónicos adaptados y dependientes de las sustancias hídricas que conviven en pequeñas colonias; deshechos mecánicos adictos al H2.O incapaces de aportar otra utilidad a nuestra sociedad que meramente la de cuidadores de las escasas granjas de humanos que sobreviven en los polos en tanto se decide su completo exterminio, pretenden establecer normas que permitan la convivencia entre los grupos de humanos existentes y nosotros.
Washington D. C. Año 2553.
martes, 5 de octubre de 2010
¿ COMO DEJARÍAN A SU PAREJA?
Hoy les propongo un pequeño juego, si quieren jugar escriban un comentario sobre como dejarían a su pareja si tuvieran que hacerlo. No es que quiera que me solucionen la papeleta, nada más lejos de la realidad; como dice el chiste, si mi mujer se fuera con otro yo me iría con ellos. Es simplemente una idea que se me ha ocurrido leyendo el blog de una amiga.
Para darles pie les muestro una pequeña idea en forma de relato corto que publiqué ( sigue sin llegar la inspiración) hace unos meses:
lunes, 4 de octubre de 2010
jueves, 30 de septiembre de 2010
EL IMBÉCIL (REVIVAL)
Federico era un imbécil de manual.
Al nacer se propuso no llorar porque había escuchado en alguna serie de televisión desde el útero materno, que los hombres no lloran delante de las mujeres. La enfermera a instancias del médico le iba dando palmadas en el culo para que emitiera sus primeros sonidos:
.- Dele más fuerte enfermera.
.- Doctor este niño no llora, no le puedo azotar más.
.- ¡Péguele mujer, péguele!
Ni las comadronas más veteranas habían visto jamás una paliza semejante en el hospital materno. Su pobre madre lloraba desconsoladamente espatarrada en la mesa de partos:
.- Hijo mío llora… ¡llora idiota, llora!
Y Federico empezó a llorar, y tanto que lloró que no paró durante los tres primeros años, convirtiendo la vida de sus padres en un auténtico infierno. De día, de noche, a la hora de comer... los berridos se escuchaban en todo el barrio.
En el colegio sus dotes de gaznápiro eran bien conocidas, pero si algún episodio se recuerda es aquel en el que Federico, un día ventoso, apostó ante el jolgorio general de sus compañeros que su meada podría con la fuerza del viento de levante. En Cádiz, aún hoy se cantan chirigotas por carnaval sobre la desafortunada apuesta:
Apostaba el tonto de Federico
que con el viento podría el pito… ( tururututú)
Y girándose hacia el Levante
sacó la chorra y lanzó el chorrito… ( tururututú)
Tuvo varias novias, aunque ninguna le duró más de unas semanas. Solo aquella chica que conoció en un concierto de Víctor Manuel fue capaz de aguantarle, y tras un breve noviazgo se casaron.
“Solo pienso en ti. Juntos de la mano, se les ve por el jardín.”
Resu, que así se llamaba su sufrida esposa, un día llamó a una amiga para contarle sus desventuras:
.- Ana, no puedo más. Me voy a divorciar de Federico. ¡Mira si fui idiota cuando me casé con él!
Su amiga la consolaba como buenamente podía:
.- Los dos, los dos sois idiotas, no te olvides de él, cariño.
El pobre Federico se volvió a quedar solo en la vida, y entró en una profunda depresión que le llevó a perder el trabajo. Cuando el Director de Recursos Humanos de la empresa le pidió al Director General que le indicara la causa del despido, su respuesta no admitía dudas:
.- Pon en la carta, “por gilipollas”.
A pesar de la escasez de neuronas del cerebro de Federico, este no era todavía tan tonto como para quedarse de brazos cruzados ante semejante injusticia; así que recurrió a los Tribunales. El Juez de lo Social a la vista de las alegaciones de las partes, y muy en especial de la declaración del pobre Federico, confirmó el despido declarándolo plenamente procedente, e imponiéndole las costas por haber interpuesto una demanda de forma temeraria.
La depresión le condujo a la locura siendo internado en un Centro Psiquiátrico. Los últimos años de su vida los dedicó a la noble dedicación de entretener a los internos crónicos en estado vegetativo; cada tarde dirigía sus pasos a la sala “Despertares” para leerles una recopilación de las mejores poesías y relatos que había ido escribiendo a lo largo de su vida. Tras mucho tiempo el trabajo de Federico dio sus frutos; un pobre muchacho que desde hacía quince años botaba compulsivamente una pelota de baloncesto en un rincón de la sala, se la tiró a la cabeza, y un enfermo paralizado movió lentamente sus manos hacia la garganta de su infortunado benefactor, apretando fuertemente hasta acabar con él.
Federico murió, pero su ejemplo perdura en nuestra sociedad, y es imitado por decenas de miles de Federicos que de forma altruísta andan haciendo el imbécil sin pedir a cambio por nuestra parte más que una pequeña sonrisa compasiva.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
FESTIVAL DEL HUMOR
jueves, 23 de septiembre de 2010
EL BOLETAIRE.
lunes, 20 de septiembre de 2010
EL ENCARGO

Uds. se preguntarán como puede ser posible que haya llegado a esta situación; yo también. Quizás cada uno de nosotros no descubrimos nuestra misión en este mundo hasta que esta se nos revela por alguna extraña circunstancia, de forma sorpresiva, como un requerimiento súbito de la Agencia Tributaria. Les puedo asegurar que en ningún momento me había planteado la posibilidad de que mi existencia trascendiese a la cotidiana rutina. Nunca he sido una persona de imaginación desbordante; aprecio el orden y la meticulosidad. Estoy casado con una mujer que me ama, soy padre de dos hijos a los que adoro, y si me permiten la autocomplacencia, disponía de una vida organizada y sin excesivos deseos de cambiarla. Era en definitiva un hombre relativamente feliz.
Esta mañana al disponerme a utilizar el coche, una idea ha empezado a rondar mi pensamiento como la letra de una extraña y repetitiva letanía. Mis manos acariciaban el volante como se acaricia a una amante clandestina, recorriendo con las yemas de los dedos el cuero que lo envolvía con una pasión extrema. Arranqué el motor y escuche por unos instantes el suave ronroneo, giré por la primera esquina de la calle cambiando el trayecto habitual hacia el trabajo y dirigí el auto hacía una concurrida avenida del centro de la ciudad. Parecía como si el recorrido de mi viejo utilitario se hubiera sincronizado con los pasos de aquel niño que en ese instante se disponía a cruzar por el paso escolar. Aceleré. Créanme si les digo que fue un acto reflejo, producto de aquella voz que se repetía en mi mente al compás de la extraña melodía que no cesaba de canturrear. Escuché el golpe en el capó; me pareció observar por un segundo las caras de horror de algunos viandantes, y por el retrovisor la imagen ensangrentada del chico en el asfalto.
Intenté acercarme rápidamente con el vehículo hacia el almacén donde trabajo y aparqué en la puerta. Subí las escaleras de forma pausada, como cada mañana, mientras saludaba a uno de los mozos que acarreaba unas cajas con una carretilla. Me senté en la mesa de mi despacho y como hago habitualmente me dispuse a tomar el primer café.
Hace años que ya no nos vestimos con túnicas medievales, ni utilizamos aquella farragosa guadaña. Las muertes, en sus múltiples formas, adoptamos la personalidad que nos es más propicia para nuestro fin. Una ingrata tarea, cierto, pero necesaria. Alguien ha de verificar la inexorable caducidad de nuestras existencias. Siempre es lamentable tener que ir a buscar una vida incipiente como la de este niño, pero cuando llega la orden, se activa nuestra naturaleza y la ejecutamos, como un mecanismo de precisión consuma todos los movimientos de forma automática. No hay vuelta atrás.
Pienso en mi familia; no lo hubieran entendido. Por ello tuve que matarles antes de salir de casa. No quería condenarles a una existencia de remordimientos y vergüenza. Solo yo debo ser responsable de mi trabajo y de las consecuencias desagradables que estas obligaciones conllevan; antes como contable, ahora como encomendado del ser supremo. Oigo las sirenas de policía, no tardarán más de unos minutos en llegar. Debo apresurarme con el café. Parece que por fin han cesado las voces.
martes, 8 de junio de 2010
LA CULPA ES NUESTRA.

Andamos todos buscando culpables a la crisis económica, financiera y social que nos asola. El Presidente del Gobierno después de hartarse a gritar a los cuatro vientos que España no estaba en recesión, se propuso crear un clima de optimismo con el fin de que este contagiara a la sociedad y ello nos sacara del pozo ( un ejemplo más del pensamiento Alicia de nuestro presidente). La oposición (obviamente por motivos de conveniencia electoral) carga sus tintas contra el gobierno Zapatero, y haciendo gala de una irresponsabilidad de adolescente gamberro, vota en contra de las (únicas) medidas que toma el gobierno para intentar dar un golpe de timón a su desastrosa gestión de los últimos tres años.
A todo esto le podemos sumar la poca predisposición del sector financiero para asumir su responsabilidad, la nula capacidad de los sindicatos y organizaciones empresariales para entender que la situación en la que nos encontramos no es una mala coyuntura económica, sino el fin de un ciclo y el principio de un tiempo en el que los ciudadanos tendremos que acostumbrarnos a ser mucho más pobres.Tampoco los ciudadanos podemos eximirnos de nuestros pecados, y estos son los más graves; hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, nos hemos endeudado más allá de lo que razonablemente debíamos, nos convertimos durante los años de la burbuja inmobiliaria en “yonquis” del dinero fácil suministrado por los “camellos” bancarios, y lo que es peor, dimos nuestra confianza en quienes no lo merecían.
Una de las cuestiones formales básicas de la democracia para los liberales del siglo XVIII y XIX era la determinación para elegir a las personas competentes para tomar decisiones en nombre del pueblo. Alexis de Tocqueville consideró que la intervención en la esfera pública de los ciudadanos generaría una dinámica positiva que se retroalimentaría orientando los objetivos hacía el interés común y la mejora de las capacidades de las personas, y esta mejora en las capacidades de los ciudadanos estimularía la participación de los individuos orientando sus objetivos hacia el bien común, y así sucesivamente…
¡ Grave error el de Tocqueville al no prever que la política acabaría convirtiéndose en una profesión, a la que dedicarían con el tiempo sus esfuerzos los menos dotados para la empresa privada! No todos, claro está, pero si que en los últimos años se ha ido formando una “casta” de intocables que residen de forma permanente en las sedes de los principales partidos. Individuos e (individuas) que sin la más mínima experiencia en gestión, pasan de la universidad (en el mejor de los casos) a gestionar el presupuesto de una concejalía o alcaldía de decenas de millones de euros anuales. Cuando este tsunami funesto ha llegado a las más altas instancias de los partidos, nos encontramos en la triste situación actual.
Es nuestra culpa, sí. Nosotros y solo nosotros, los ciudadanos, somos los responsables del desaguisado. Nos privamos en el año 2004 de tener una confrontación entre dos monstruos de la política como eran Rato y Solana, y optamos por otros dos “monstruitos” como Zapatero y Rajoy, máximos exponentes de esa casta de pseudofuncionarios de la política, numerarios de los partidos residentes en Ferraz y Génova, y ahora pagamos las consecuencias. Les hemos dado a los partidos el timón de nuestras vidas, y ahora son adolescentes con canas quienes deciden nuestro futuro. Ahora llega el tiempo del llorar y rechinar de dientes y de entonar el "mea culpa".
viernes, 12 de marzo de 2010
miércoles, 10 de marzo de 2010
MALASTRUC (GAFE).

Bé, com us anava dient, jo li he anat buscant una explicació racional a tot aquest enrenou i em sembla que puc demostrar amb una certa base que tot i no tenir cap responsabilitat en el canvi climàtic, ni en el desplaçament cap al nord del anticicló de les Illes Azores, ni tan sols en la predicció meteorològica de TV3 ( la nostra), el culpable de totes les nostres desgracies es en Joan Saura.
El primer que vaig fer va ser cercar a la web de la Enciclopèdia Catalana el significat de la paraula inútil:
1 adj No útil, que no té o no dóna cap utilitat. Té la casa plena de trastos inútils. Tots els esforços foren inútils. Ara ja és inútil de parlar-ne.
2 adj 1 m i f Dit de la persona que no serveix per a una cosa determinada o per a res. M'han declarat inútil per al treball. És un inútil!
2 esp MIL Dit del ciutadà que és declarat no apte per al servei militar.
“Et voilá”, vaig pensar, potser aquest es un bon camí per trobar una explicació a les nostres tribulacions. Si us fixeu en la segona accepció que ens il•lustra la nostrada enciclopèdia de la definició d’ inútil, ens empeny de forma irremissible cap a algun dels nostres gestors públics ( uns quants fins i tot). Però amb ànim de ser exhaustiu vaig seguir buscant entre els possibles candidats:
covard -a
[s. XIV; del fr. ant. coart (actual couard), der. de coe (actual queue) 'cua', en el sentit que el covard gira cua per fugir]
1 adj i m i f Dit de la persona que té por del perill. És un covard. No ens mostrem tan covards.
2 adj Propi de la persona que té por del perill. Actes covards.
3 adj HERÀLD Dit de tot animal pintat amb la cua entre cames.
I aquí la veritat es que la forquilla ens deixa tres o quatre possibilitats. Però no volia deixar res al atzar, i tot i que un polític inútil i covard pot generar per si mateix una desgràcia com la que hem viscut els catalans i catalanes ( també els nou vinguts i aquells que tot i treballar i viure a Catalunya no s’ ho senten), vaig tornar al diccionari per última vegada:
malastruc -uga
[s. XIV; deriv. de malastre amb el sufix -uc que apareix en altres mots com poruc, xaruc, feixuc, caduc, etc]
adj 1 Que té desgràcia, malaurat.
2 Que porta desgràcia.
mal_as_truc.
No podem estar segurs de que en Joan Saura sigui al 100% responsable de les males maneres amb les que els mossos d’ esquadra tractaven als detinguts fa uns mesos a les comissaries. Tampoc el podem fer culpable de que un parell de dropos encenguessin el foc dels Ports, ni de que la seva directora general manipulés informes dels bombers, o de que els caps del seu departament no donessin crèdit a les manifestacions de la gent del territori en els primers moments del incendi. Seria del tot injust carregar-li el mort de la tempesta de neu, de la manca de previsió a la hora de salpebrar (el pebre no faria falta) les carreteres abans de la tempesta, o de tenir retens de policia a les carreteres, o ¡ que cony sé jo! de posar a un alt funcionari del seu departament a informar minut a minut en temps real del perills, les vies de comunicació tancades, els trens que funcionen i els que no...
El que si que sabem es que Joan Saura reuneix les qualitats de les tres paraules anteriors, i que son per aquestes qualitats per el que ha de dimitir, o en Montilla l’ ha de cessar: per inútil, covard i malastruc, sobre tot per aquesta última, no sigui cas que en els propers mesos patim la caiguda de un meteorit gegant a la plaça Catalunya, desgràcia de la que tampoc tindria cap responsabilitat, vagi per endevant .